jueves, 13 de mayo de 2010

LA EXPIACION LIMITADA

Tengo como un mes pastoreando a una pequeña congregación de hermanos que tienen un trasfondo bautista arminiano. Estábamos en nuestro estudio de los miércoles cuando surgió la pregunta: ¿Pastor, vino Jesús a morir por todo el mundo o solamente por unos cuantos?

Para introducirnos en el tema comencé hablando de la soberanía de Dios. Les pregunte: ¿Creen ustedes que Dios es Soberano?

Ellos dijeron si. ¿Soberano en la creación? Sí, respondieron. ¿Soberano en la naturaleza? Sí, dijeron ellos. ¿Soberano en el espacio sideral? Sí, por supuesto. ¿Soberano en el clima? Sí, respondieron. ¿Es Dios Soberano en la salvación de los hombres y mujeres que pueblan la tierra? Entonces hubo silencio.

Yo les dije que si Dios no tiene soberanía en la salvación de la humanidad, entonces El no era soberano.

Fuimos al libro de Daniel y leímos:

Dan 4:35
Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: "¿Qué has hecho?"

Aun así, ellos, en sus pensamientos, rechazaban la soberanía de Dios sobre los habitantes de la tierra; y también Su Soberanía en la salvación.

Primero les expuse un ejemplo que consideraba el pecado como una deuda; les dije:

Imagínense que uno de ustedes se presta diez mil dólares del banco y luego se dan cuenta que ustedes mismos no pueden repagar la deuda al banco y están amenazadas las propiedades que pusieron como garantía. Entonces viene alguien y cancela la totalidad de la deuda y sus intereses. Pasado el mes, el banco quiere cobrarles la deuda otra vez y como no se pudo “volver a pagar” la misma deuda, el banco les embarga sus bienes. ¿Esta bien esto? Respondieron ellos que no. Que si ya alguien había pagado la deuda, el banco estaba actuando injustamente al cobrar dos veces la misma deuda.

Entonces los llevé a la aplicación espiritual de ese ejemplo:

Si Cristo murió por los pecados de todo el mundo, entonces también murió por los pecados de Judas el traidor. En consecuencia, si la paga del pecado de Judas fue cargada en Cristo en la cruz, si esa deuda fue saldada por los sufrimientos del Cordero de Dios, ya no debe haber castigo para Judas.

Pero todos afirman que Judas esta en el infierno.

Preguntémonos:

¿Cuál fue la intención de Cristo al morir en la cruz?
¿Hacer posible una salvación?
¿Tenía realmente Dios un plan al enviar a su hijo a la cruz?

Ellos respondían que Cristo fue a la cruz y que ahora le tocaba al hombre creer para alcanzar la salvación.

Yo les decía ¿Puede el hombre creer sin la ayuda del Espíritu Santo? Ellos dijeron que no.

Para abundar en los argumentos les dije que la elección de Dios no tendría sentido (ya sea condicional o incondicional).

Revisemos esto que digo:

Joh 6:39
Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.

Joh 6:44
Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

Primeramente, ¿Quiénes fueron dados por el Padre al Hijo para que no pierda nada? ¿El mundo?

No, respondieron.

Entonces, no existe una unidad de la trinidad en el plan de salvación:

En primer lugar, el Padre le da un número determinado de escogidos al Hijo, el versículo 39 del capitulo 6 de Juan así lo dice.

Pero el hijo decide morir por todo el mundo, no solamente por quienes el Padre le dio; es decir, va más allá de la voluntad del Padre. Entonces, este versículo ¿Cómo debería ser interpretado?:

Joh 6:38
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Bajo la enseñanza arminiana, vemos pues que no existe unidad de Dios para ejecutar el plan de salvación; es mas, parece que ni siquiera existiera un plan entre las tres personas de la Trinidad, ya que el Padre escoge algunos para salvar, pero el Hijo decide (por Su propia voluntad) intentar salvar a todo el mundo, muriendo por ellos en la cruz; y el Espíritu Santo falla en su intento por convencer de pecado y regenerar a todo el mundo por el cual el Cristo se inmoló.

1Co 14:33 (Versión Castellano Antiguo - CST): porque a Dios no le agrada el desorden ni la confusión.

viernes, 7 de mayo de 2010

¿Es Peligroso el Calvinismo?

Creo que todos aquellos que, por las misericordias de Dios, hemos llegado a conocer y entender las “Doctrinas de la Gracia”; coincidimos en que el termino “Calvinismo” es, como dijo el respetable pastor Charles Spurgeon, un apodo para aquellas doctrinas que expresan el Evangelio del Señor Jesucristo, que fue predicado por Él mismo y también por sus apóstoles.

Las Doctrinas de la Gracia reconocen a un Dios que es Soberano en la salvación del perdido.

Nuestra experiencia nos enseña que la gran mayoría de los llamados evangélicos de hoy día coinciden en que Dios es un Dios soberano en todo lo que nos rodea, pero que no ejerce soberanía en el hombre ni en su salvación.

Bueno, algunos afirman esto, que la salvación es una obra soberana de Dios, en la cual expresa su Gracia hacia el pecador muerto en delitos y pecados. Pero la verdad de todo es que con sus prácticas lo niegan.

La Soberanía de Dios ha sido puesta a un lado del trono para colocar en su lugar al “decisionismo”.

Dicen que el hombre esta muerto en delitos y pecados, pero a la vez es libre (tiene vida) para escoger entre “recibir” o “rechazar” a Cristo y Su Salvación.

Dicen que el hombre es salvo por gracia, pero ellos entienden a la Gracia de Dios como una influencia espiritual que nos ayuda a escoger la decisión correcta.

Se enseña que Dios ya caminó los 99 pasos necesarios para la salvación; y que al hombre le toca dar el paso final.

Describen al hombre como un sujeto ahogándose en el mar cuyos dedos son lo único que queda sobre la superficie; y que Cristo por medio de Su muerte ha arrojado el salvavidas que puede proveerle salvación y que lo único que el hombre tiene que hacer es asirse de el.

Es decir, finalmente, en las manos del hombre descansa su propia salvación.

He tenido la oportunidad de asistir a una reunión de pastores, aquí en Lima, en la cual se repartían los informes de unos campamentos que se habían llevado a cabo en el anterior mes. En estos reportes se daba cuenta del número de los asistentes, de los dineros ingresados, del uso de dichos fondos y además un reporte al final con el rubro “Decisiones”

A su vez, este rubro tenía sub-divisiones como estas:

XX campistas han decidido por Cristo.
XX campistas han decidido reconciliarse con el Señor.
XX campistas han decidido consagrar sus vidas a Dios.
XX campistas han decidido servir al Señor.
XX campistas han decidido vivir en santidad.
XX campistas han decidido obedecer a Dios.

Es necesario advertirles que todos los ministros participantes eran “bautistas” y que estos reportes entregados a cada uno de los asistentes a dicha reunión, no causó ningún asombro o extrañeza a ellos.

El “decisionismo” es una palabra que forma parte del lenguaje ministerial diario.

Dios no solamente espera que se “decidan” los muertos (vivientes) por Él; sino también espera que sus redimidos se “decidan” por obedecerlo.

Es decir, Jesús de Nazaret no es Señor ni Rey; pues no puede ejercer ni el señorío de un señor, ni reinar como un rey.

Ha sido ilustrado como alguien que toca a la puerta y espera, a que los incrédulos y los creyentes, no sean indiferentes con Él, y le abran la puerta para que Él pueda hacer tanto como ellos se lo permitan.

Claude Duval Cole escribe en su tratado “La Doctrina de Dios” lo siguiente:

“Es tan malo hacer un dios en la imaginación humana, como hacer un dios con las manos. La antigua forma de idolatría tenia sus dioses hechos con las manos; la nueva forma de idolatría tiene sus dioses como una extensión de la imaginación humana; dioses que existen solamente en la mente”

Es correcto, el Cristo de la Biblia no es un mendigo tocando a la puerta esperando que alguien se “decida” por El. Aquellos que así ven a Cristo, han creado a otro dios en sus corazones “Por que de la abundancia del corazón habla la boca”

La visión de Dios que los calvinistas tenemos, es la visión que la Biblia enseña. En el libro del profeta Daniel, Dios habla diciendo de sí mismo lo siguiente:

Dan 4:34-35
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 35Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?

En Job nos habla como sigue:

Job 9:12
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? Quién le dirá: ¿Qué haces?

Job 33:12-13
He aquí, en esto no has hablado justamente; Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre. 13¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.

Y Dios por medio de Pablo aclara:

Rom 9:18
De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

La visión moderna de “Iglesia de Cristo” descansa en los números y estadísticas.

Los que han adoptado al “decisionismo” como su estilo de evangelismo, ven sus iglesias crecer en el papel y las estadísticas. Siempre que regresan de sus actividades evangelisticas afirman ellos: esta noche cinco personas han hecho su “decisión” por Cristo. La triste realidad es que jamás se ven a estos “decisionistas” en los templos evangélicos.

En el mejor de los casos, diluyen el Evangelio con la finalidad de hacerlo mas “atractivo” para el pecador y llenan sus templos con “decisionistas” a quienes entretienen por medio de campamentos, actuaciones de mimo, música rock y actividades diversas. En estos casos, ellos se preocupan en mantener a los “cadáveres espirituales” muy cómodos, bien peinados y perfumados.

¿Es peligroso el Calvinismo?

Las Doctrinas de la Gracia predican a un Dios en el cual el verdadero nacido de nuevo no solamente “cree”, sino que además “se entrega”; no sólo habla de “aceptar a Cristo” sino que además se “rinde a su Señorío”.

Las Doctrinas de la Gracia presentan a Cristo como Salvador y Señor; y no reconoce al “Señorío de Cristo” como una experiencia posterior.

Las Doctrinas de la Gracia confrontan al hombre en sus miserias y pecados, contra la Ley de un Dios tres veces Santo; pero es el Espíritu de Dios quien convence de pecado.

Las Doctrinas de la Gracia son “Teocéntricas” (centradas en Dios) y no “Antropocéntricas” (Centradas en el hombre)

El Calvinismo descubre la tradición anti-Bíblica de los llamamientos al altar, de los levantamientos de mano, de las llenadas de tarjetitas, de oraciones de aceptación a Cristo, etc. Todo esto que, según estos seguidores de Pelagio, es “sana doctrina”

Si acaso el Calvinismo, o mejor dicho las Doctrinas de la Gracia, son peligrosos; pues sería peligroso para el portador de este mensaje bíblico.

Por predicar a un Dios que escoge soberanamente a algunas personas para favorecerlos por Gracia, el Señor Jesús fue objeto de ultrajes hacia su persona.

Luk 4:25-29
Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.