sábado, 8 de octubre de 2016

¿Infidelidad de Dios a Su Pacto?


Recientemente, alguien publicó la foto de arriba en Facebook.

Esta es una afirmación común que los Bautistas escuchamos de los Presbiterianos. Si el hijo de un cristiano es salvado, es un testimonio de la fidelidad de Dios a Su pacto. Pero, como ya lo he señalado, esto debe significar que lo opuesto es también verdad: Si el hijo de un cristiano no es salvado, es un testimonio de la infidelidad de Dios a Su pacto. La lógica es simple:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos de los creyentes.
Premisa 2: La salvación de los hijos de los creyentes es un testimonio de la fidelidad de Dios a Su pacto.
Conclusión: La falta de salvación de los hijos de los creyentes es un testimonio de la infidelidad de Dios a Su pacto

Por supuesto que la respuesta inmediata es que yo he malentendido y he desfigurado la posición paedobautista. La correcta Premisa 1, se me ha dicho, debe ser:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos electos de padre(s) cristiano(s).

Se me dijo que lea esta declaración:

La promesa a la cual Pedro se refiere en su sermón en Pentecostés, es mencionada en “Preguntas y Respuestas 74” (HC74).- “tanto la redención del pecado y el Espíritu Santo, quien obra la fe, son por medio de la sangre de Cristo prometida a [los hijos de los creyentes] no menos que a sus padres” El Bautista, sin embargo, escucha un lenguaje como este y por lo general asume que las iglesias Reformadas creen que todo hijo bautizado está garantizado a ser uno de los electos. “Si esto es verdad”, concluye el Bautista, “entonces ¿qué diremos acerca de aquellos casos en los cuales un niño bautizado no persevera en la fe? Si Dios hace una promesa a los niños en el bautismo, pero el niño apostata cuando es adulto ¿Qué dice eso de la promesa de Dios?, ¿Ha fallado Su promesa?” Desafortunadamente, hay algunas iglesias Reformadas que han contribuido a esta idea falsa al decir que cada persona bautizada en la iglesia – “cabeza por cabeza”- es verdaderamente un electo y está unido interiormente a Cristo. Sino que debe ser entendido que la membresía en la comunidad visible del pacto de Dios, no garantiza la membresía en el pueblo electo de Dios. Este es el punto de Pablo en Romanos 9 cuando él defiende la fidelidad de la promesa de Dios a Abraham: “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas” (Rom 9:6) En otras palabras, no todos en la iglesia visible pertenecen a la iglesia invisible. Esta es la razón de que la Biblia por lo general habla de otra circuncisión, una circuncisión del corazón (Deu. 10.16; 30.6; Jer. 4.4; 9.25-26; Hch 7.51; Rom. 2.28-29) Aunque el varón Israelita fue consagrado al Señor como un miembro del pueblo del pacto de Dios, él era aun responsable de creer las promesas presupuestas en su circuncisión, porque la señal (circuncisión) nunca se convirtió en la cosa significada (las promesas de Dios) Tomado del artículo “¿Por qué bautizamos a los hijos de los Creyentes?” escrito por Michael Brownhttp://www.christurc.org/blog/2011/04/09/why-we-baptize-the-children-of-believers

A lo cual, estoy muy contento de revisar mi silogismo inicial:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos electos de padres creyentes.
Premisa 2: Dios promete salvar a los hijos electos de padres no-creyentes. (Jn 1:13; Gal 3:7-9; Rom 9:7-8, 11, 24-26; 10:11-13; 11:17; Ef 1:4-10, etc)
Conclusión 1: La descendencia física es irrelevante para la promesa de Dios de salvar al electo.

Premisa 3: La descendencia física es irrelevante para la promesa de Dios de salvar al electo.
Premisa 4: La fidelidad de Dios a Su Pacto está determinada por Su promesa de salvar al electo.
Conclusión 2: La descendencia física es irrelevante para la fidelidad de Dios a Su pacto.

¿La respuesta? Que eso no puede ser cierto en razón de que Dios promete salvar a los hijos de los Cristianos.

Dios nos ha prometido incluir a nuestros hijos Dios ha prometido, como un principio general, traer a la salvación a los hijos del pacto…

Así que regresamos al punto de partida, porque ellos están equivocados en lo que la promesa es, precisamente. ¿Es (la promesa) para el electo, o es para todos los niños en general?

La respuesta final fue (note usted la equivocación):

Una Premisa 4 precisa, sería:
Premisa 4: La fidelidad del pacto de Dios está determinada por Su promesa de salvar a aquellos a quienes Él ha prometido salvar.
Premisa 5: Dios ha prometido salvar (entre otros) a los hijos de los creyentes.
Conclusión: Dios demuestra Su fidelidad (entre otras formas) cuando Él salva (entre otros) a los hijos de los creyentes.

En cuyo caso, no hay nada único acerca de la salvación de los hijos de los creyentes, ya que la fidelidad de Dios es también demostrada (“entre otras formas”) cuando Él salva a los hijos de los no-creyentes (“entre otros”) En otras palabras:

Conclusión 2: La descendencia física es irrelevante para la fidelidad de Dios a Su pacto.




Escrito por Brandon Adams

Traducido por Guillermo de Lama.

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