Vivimos tiempos de mucha confusión teológica. En nuestros días estamos experimentando interpretaciones nuevas, vemos que aparecen doctrinas nuevas; y definiciones nuevas de ciertas palabras usadas en la teología en el pasado; y la Persona de Dios no ha escapado a esta corriente que guarda un espíritu humanista.
El problema ha comenzado en el momento en que se cambia de una teología centrada en Dios hacia una religión centrada en el hombre.
Adolf Harnack en su libro ¿Qué es el Cristianismo? “Ha reducido al cristianismo en dos afirmaciones esenciales: (1) La Paternidad Universal de Dios; y, (2) La Hermandad Universal del Hombre” Sabemos que ninguna de estas dos afirmaciones puede ser sostenida por las Escrituras, el problema principal aparece cuanto estas declaraciones, son creídas.
Otra característica de nuestro tiempo, es que cada persona ha hecho su propio “ídolo” del Dios de las Escrituras. La religión en nuestros días, centrada en el hombre, busca de muchas maneras “crearse”, “inventarse” un “dios” según sus propios deseos y deleites. Por ejemplo, en una parroquia católica-romana cerca de la casa de mis suegros, el sacerdote que había entrado para hacerse cargo fue retirado por los miembros “Católicos” que asistían en aquel lugar ¿Cuál fue la Razón? La razón fue que este cura había dicho que ya no se iban a celebrar más fiestas patronales porque eso hacía que las personas consuman licor, en lugar de ser una fecha que invite a la reflexión. Los parroquianos destituyeron al curita “moralista” y se consiguieron otro que les permita dar rienda a sus pecados.
En este tiempo uno no llega a demorarse mucho para ver que el “dios” de muchos “evangélicos”, no es el Dios de la Biblia. Ellos se han hecho un dios al cual pueden controlar: El “dios” de ellos no es tan estricto como otros lo quieren hacer ver. El “dios” del que ellos hablan se mueve por los “sentimientos” no por sus “principios”. El “dios” de ellos permite que sus redimidos vivan en carnalidad habitual… Pero igual irán a la gloria eterna.
Por esta razón surge una pregunta que es muy importante: ¿Es importante conocer a Dios?
A esta pregunta podemos responderla con otra pregunta: ¿Nos importa donde pasaremos la eternidad? La relación entre ambas preguntas es que nuestra vida eterna depende de lo que nosotros conocemos de Dios.
Las Escrituras nos hablan que Dios se ha revelado por medio de la naturaleza (Esta es una revelación que no salva):
Ro 1:20 Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.
Pero sabemos que Dios se ha revelado también por medio de una revelación especial: La Biblia. Por medio de las Escrituras podemos conocer a Dios, Su Persona, Sus hechos y Su Plan de Salvación. También por el conocimiento de la Persona de Dios, nosotros podemos tener paz, seguridad y esperanza.
Hay un versículo que debe ser considerado con mucho cuidado, pues nos da una alarma de advertencia:
Hch 17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano.La frase “pensamiento humano” también puede entenderse como “imaginación humana” y habla del interior de la persona, no solamente lo que hace exteriormente con sus manos y habilidades; sino también lo que hace con los pensamientos de su corazón.
Mucha de la “religión” trata de cambiar al hombre por fuera: Se le ponen reglas para vestirse, reglas para el maquillaje de las mujeres; reglas para comer, “yo soy bautista, no me visto con pantalones cortos”; pero el conocimiento del Dios de la Biblia, hace que nos examinemos a nosotros mismos.
Por medio de la revelación general, los hombres conocen a Dios, pero rehúsan adorarle:
Ro 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.Un caso dramático lo encontramos en el libro del Éxodo:
Ex 19:10-20 “Jehová desciende ante los ojos de todos”En estos relatos podemos observar la diferencia entre lo que es la religión y la teología. De este ejemplo podemos ver que sin la gracia de Dios, un hombre puede llegar a ser dos cosas: es un ateo; o es un idolatra. La gracia de Dios hace la diferencia.
Ex 32:1-8 “Tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido”
En cuanto a los ateos, el teólogo Louis Berkhof afirma que éstos son de dos clases:
Los “Prácticos”, que son personas que no conocen a Dios y viven como si no existiera Dios. (En este grupo podemos reunir a los “cristianos carnales”) Luego están los “teóricos” los cuales son los que tratan de probar por medio de razonamientos que no Dios no existe.
Berkhof dice que: “El ateísmo resulta, en último análisis, del estado de perversión moral del hombre, y de su deseo de esconderse de Dios” El problema del ateo (cualquiera de ellos) no está en el intelecto; sino en el corazón.
Algo que debemos resaltar es que los demonios no son ateos, pues ellos creen en Dios y además tiemblan (Stg 2:19) Los demonios tampoco son idolatras, la Biblia en ningún lugar afirma que ellos se hagan ídolos ni con sus manos ni en sus corazones.
El problema mayor es el de aquellos que dicen “conocer a Dios” y se encuentran en dos categorías: La primera es la del “ateo práctico”; y la segunda es la del “creyente idólatra” que dice conocer a Dios, pero que se ha hecho una imagen diferente (Flp 3:19):
(DHH) y acabarán por ser destruidos. Su dios son sus propios apetitos, y se sienten orgullosos de aquello que debería darles vergüenza. Solo piensan en las cosas de este mundo.Esta es la religión de los libertinos y mundanos: “sus propios apetitos”; o dicho de otra manera: “sus deseos interiores” Otro pasaje muy claro acerca de estos “ateos prácticos” o “creyentes idolatras” es este (Tit 1:16):
(PDT) Ellos viven de una manera que los está llevando a la destrucción. Su religión consiste en complacerse a sí mismos. Presumen de hacer lo que debería darles vergüenza y sólo tienen la mirada puesta en las cosas terrenales.
(BLS) Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son odiosos y desobedientes, incapaces de hacer algo bueno.¿Es importante conocer a Dios?
(PDT) "Dicen que conocen a Dios, pero todo lo malo que hacen demuestra que no lo aceptan. Son muy malos, se niegan a obedecer y no son capaces de hacer nada bueno."
Isa 29:13 Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es sólo una tradición aprendida de memoria,Este versículo dice claramente que “la religión es solo una tradición aprendida de memoria” también enseña que nuestra adoración será verdadera o falsa, dependiendo de nuestro conocimiento de Dios.
En las siguientes entradas, los artículos tratarán de responder las preguntas: ¿Cómo es Dios? ¿Cómo es Su carácter? ¿Qué le agrada? ¿Qué le ofende? Es preciso conocer al Dios de las Escrituras, porque Aquel es el Dios que puede salvar verdaderamente a un pecador.
Necesitamos quitar de nosotros cualquier prejuicio religioso, cualquier idea que hayamos tenido en nuestra imaginación; y ya que Dios se ha revelado por medio de las Escrituras, vamos a recurrir a ellas para conocerlo. No vamos a torcer pasajes para hacernos un dios en nuestras mentes; sino que humildemente pediremos a Dios dirección y dependencia para que nos permita conocerlo, tal y como Él es.
Juan Calvino escribió:
“Por otra parte, es cosa evidente que el hombre nunca jamás llega al conocimiento de sí mismo, si primero no contempla el rostro de Dios y, después de haberlo contemplado, desciende a considerarse a sí mismo. Porque estando arraigado en nosotros el orgullo y soberbia, siempre nos tenemos por justos, perfectos, sabios y santos, a no ser que con manifiestas pruebas seamos convencidos de nuestra injusticia, fealdad, locura y suciedad; pero no nos convencemos si solamente nos consideramos a nosotros y no a Dios, el cual es la sola regla con que se debe ordenar y regular este juicio”Como resumen, en esta primera entrada, podemos decir: Un conocimiento equivocado de Dios, trae un conocimiento equivocado del hombre y nos da un conocimiento equivocado acerca del pecado; y lo más importante: Un conocimiento equivocado de Dios, trae un concepto falso de la salvación del pecador.