martes, 19 de marzo de 2013

¿Es un insulto llamar al papa “anti-Cristo”?

Hace un tiempo atrás unos hermanos me decían que algunos otros hermanos “reformados” sugerían que a los arminianos, ya no les llamemos nunca más como “arminianos” porque suena “ofensivo”. Otros tienen miedo de utilizar la palabra “herejía” a las enseñanzas de otros “reformados” porque (además de sus herejías) sostienen las Doctrinas de la Gracia. También hay un grupo de “reformados” que prefieren no utilizar la palabra “hereje” para referirse a la persona del papa romano.

¿En verdad debemos de olvidarnos de ciertas palabras teológicas porque suenan muy duras? Evidentemente que debemos examinarnos para conocer la actitud de nuestro corazón cuando las decimos. Por ejemplo, cuando me llaman “calvinista” ¿debo sentirme ofendido? Creo que no, ya que así es el apodo que la terminología teológica ha puesto a todos los que creen en las Doctrinas de la Gracia (soteriología calvinista o los Cinco Puntos del Calvinismo)

Personalmente creo que hay una sombra de ecumenismo religioso o inter-denominacional, que mueve los corazones de algunos hermanos, para no utilizar tales calificativos que se encuentran en cualquier libro respetable de teología. Espero estar equivocado en este punto, pero el tiempo nos lo dirá.

Ahora vayamos al título de la entrada ¿Es un insulto llamar al papa “anti-Cristo”?

La hermandad de los Bautistas Reformados (Reformed Baptist Fellowship) ha publicado una entrada sobre este tema titulado “El Ascenso del Anticristo”, y a manera de conclusión se escribe (y traduzco):
¿Qué debemos decir?

¿Es insultante? ¿Debe llamarse sin remedio a la cabeza de la fe de otra persona “el anti-Cristo”? ¿No sería más civilizado sonreír y decir: qué hombre más agradable y humilde, y que encantados estamos de que él apoye el matrimonio tradicional y se oponga al aborto?

Si los apóstoles son un ejemplo para nosotros, entonces debemos tener en cuenta que parte de proclamar las buenas noticias, es oponerse a la herejía en todas sus formas. Esa es la razón por la que Pablo escribió en Gálatas 1:8-9 “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”

¿No estaba Pablo siendo horriblemente descortés? ¡Por supuesto que sí! Pero él estaba dispuesto a aceptar el consiguiente desprecio amontonado sobre sus palabras. Como Pablo dijo en el versículo siguiente “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”

Como siervos de Cristo, los pastores fieles no tienen opción, sino identificar al anticristo cada vez que se exalte. Esto no es “anti-catolicismo” nosotros amamos a nuestro prójimo católico ¡Los amamos tanto que preferimos que no vayan al infierno! Para tal fin, cada ministro fiel del evangelio debe hablar la verdad. El papa Francisco es el anticristo. Él es el hombre de pecado y el hijo de perdición y un día él será destruido por el resplandor de la venida del Señor.

lunes, 4 de marzo de 2013

Una Juventud Alejada de la Sendas Antiguas

Aunque estoy un poco ocupado en estos días, no pude resistir tomarme un tiempo para traducir el extracto de un artículo de la revista “Tabletalk” del ministerio Ligonier, que ha sido publicado en el blog “Three R’s” y que trata con un tema bastante actual y urgente.

En nuestros días, como ya lo he mencionado, existen esfuerzos por desaparecer las confesiones antiguas ya que ellas son un “estorbo” para los nuevos movimientos como el de los “nuevos calvinistas” que procuran inocular a la iglesia reformada con sus tendencias carismáticas, adoración mundana y un ecumenismo denominacional, entre otras cosas. Los pastores son animados a dejar las confesiones antiguas con un propósito ¿Cuál es este propósito? (sabemos que una iglesia no puede quedarse sin confesión de fe) el propósito evidente es que adopten “una nueva confesión” que sea más moderna, más abierta y que se adapte a las necesidades de la cultura (caída por el pecado) y se adapte a una juventud que quiere “rap”, lenguas, profecías y un espíritu ecuménico dentro de sus congregaciones.

Como un pastor decía: “muchos hermanos salieron de sus congregaciones carismáticas, buscando en las iglesias reformadas la forma de la sana doctrina ¿Pare qué? Para terminar volviendo al carismatismo dentro de ellas”

Pero personalmente doy gracias a Dios que hombres como Burk Parson también den la voz de alerta sobre esta situación, aquí sus palabras:
El problema de hoy no es tanto que los jóvenes hayan rechazado conscientemente los antiguos valores bíblicos; sino que estos jóvenes no han sido enseñados en ellos, mucho menos han sido entrenados en ellos. Muchos adolescentes simplemente no conocen los viejos valores que muchos de nosotros damos por sentado. Por décadas en la actualidad, muchos padres han vuelto a Hollywood la responsabilidad de enseñar valores a sus hijos. Como resultado de ello, muchos jóvenes se han quedado a su propia suerte debiendo ellos mismos determinar su propio sistema de valores, sea que estos valores son o no bíblicos, o en conflicto con el sistema de valores de otras personas. El resultado es que muchos jóvenes, en el mundo y en la iglesia, no solamente no saben lo que es correcto de lo que es casi-correcto, ni la verdad de lo que es una media verdad; ellos aun no saben lo que es correcto de lo que es erróneo, ni la verdad de la falsedad. Ellos no han sido enseñados en los viejos valores y no han sido guiados por las sendas antiguas. Así, ellos han tenido que hacer nuevas sendas, sin conocer las sendas antiguas de sus padres o las antiguas sendas del Señor.

Estas nuevas sendas, a su vez, se han convertido en la senda de nuestra cultura. Gran parte de la sociedad está siendo superada por una cultura impulsada por estos jóvenes,  porque nosotros hemos sido negligentes al llamado de Dios para entrenar a la siguiente generación de jóvenes en el camino que ellos deben seguir. Si vamos a redirigir las sendas actuales de los jóvenes, debemos empezar en la iglesia, tomando la carga de venir junto a los hombres y mujeres jóvenes, y enseñarles a ellos los viejos y antiguos valores de la Palabra de Dios.

viernes, 1 de marzo de 2013

La Separación Secundaria


En la entrada anterior, mencioné acerca de la “separación secundaria bíblica” y pienso que es preciso y urgente exponer el significado de lo que quise decir; ya que para algunos hermanos puede parecer una doctrina nueva o inventada por mi persona; pero esta doctrina es muy antigua, pocas veces enseñada, y rara vez aplicada.

Las Escrituras nos mandan a separarnos de aquellos que enseñan falsas doctrinas; esto es conocido como “Separación Primaria”. La “Separación Secundaria” es el mandamiento, que se encuentra en las Escrituras, de separarnos de aquellos quienes tienen comunión con los que enseñan falsas doctrinas.

No es suficiente creer en las doctrinas fundamentales de la fe; sino que un creyente debe separarse de aquellos que, aunque creen en las doctrinas fundamentales del cristianismo, no se separan de otros cuyas doctrinas son falsas; es decir, debemos de separarnos de los que no practican la “Separación Primaria”

Vemos que la Biblia nos manda separarnos aun de algunos hermanos cuyas enseñanzas pueden traer confusión, debilitamiento y hasta desviación para la iglesia que el Señor compró con Su Sangre. Como vemos, la “separación secundaria” es un asunto de amor: amor a Dios, amor a Su Palabra, amor a la iglesia del Señor. Lamentablemente en nuestros días, como dije al principio, no se practica esta doctrina y las consecuencias serán desastrosas con el correr de los años.

En la entrada anterior mencioné la palabra “calvinolatria” queriendo referirme al amor desmedido que se tiene por las doctrinas de la gracia; quienes leen este blog saben que soy reformado; en ese sentido también amo estas doctrinas preciosas que Dios nos ha traído en Su Palabra escrita; pero ese amor no me vuelve ciego para aceptar como un ministro de “sana doctrina” a todo aquel que dice también amarlas.

El problema se presenta cuando nos enfrentamos a personas que predican “las doctrinas de la gracia” y además predican y promueven la evolución teísta, que el diluvio no fue universal sino regional, la oración contemplativa y el misticismo, el uso de los dones de profecía, lenguas, etc. para la iglesia de hoy, promueven y auspician la mundanalidad en la adoración al Dios Santo, promueven también toda clase de asquerosidades pornográficas para el matrimonio cristiano, utilizan un lenguaje vulgar desde sus púlpitos, promueven el consumo de cerveza entre creyentes, etc. (¡PERO CREEN EN LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA!)

La gran pregunta que debemos responder es ¿Debemos recibirlos a ellos y sus enseñanzas solamente porque creen en las doctrinas de la gracia? ¿Qué hay con el resto de doctrinas que puede ser letales para la iglesia del Señor? Una persona que practique la “calvinolatria” va a responder que “debemos recibirlos” ya que su amor por la soteriología calvinista es más grande que su amor por la verdad de las Escrituras, más grande que su amor por las ovejas de Cristo, más grande que su amor por Cristo mismo.

Parte del problema es la idolatría a predicadores “reformados” famosos. Creemos que como ellos enseñan, enseñan también todos los pastores reformados en sus iglesias reformadas. ¡Eso no es cierto! Hay muchos pastores cuyos nombres no son para nada conocidos cuyas teologías son mucho más ortodoxas y reformadas que los “reformados famosos” Son pastores que persiguen la sana doctrina con mucho afán y esmero, pues ellos saben la responsabilidad que representa alimentar al rebaño de la Persona de Cristo.

¿QUÉ SUCEDE CUANDO UN PASTOR DESCUIDA SU OFICIO Y NO PRACTICA LA SEPARACIÓN SECUNDARIA?

Para responder esto quisiera traer un extracto del escrito de los pastores Peter Masters & John Whitcomb “La Separación y la Obediencia”:
Dicho creyente baja la guardia del pueblo de Dios y lo expone al peligro extremo de que sea infiltrado por los falsos maestros y la falsa doctrina. Una vez que las personas siguen el ejemplo de sus pastores transigentes y aprenden a aceptar ‘otros puntos de vista’ y ‘otros maestros’, entonces no transcurre mucho tiempo para que se experimente el colapso de una doctrina importante. Los liberales y católicos jamás podrían infiltrar las iglesias evangélicas sin la ‘ayuda de adentro’. Necesitan un ‘pase’ para poder entrar en la familia de Dios, que sólo un ‘colaborador’ evangélico les puede dar, cuando les brinda credulidad, reconocimiento y oportunidad