viernes, 13 de diciembre de 2013

La paz buscada, pero no encontrada ¿Por qué?


Yo estaba leyendo a Spurgeon recientemente y en una sección de uno de sus sermones abordó una pregunta pastoral muy práctica de por qué algunos están hasta cierto punto ansiosos acerca de sus almas y ver que nunca pueden encontrar la paz. Ellos parecen estar preocupados por momentos e interesados en su salvación, pero nunca obtienen dicha paz. Muchos de nosotros quienes somos pastores nos hemos encontrado posiblemente con situaciones como estas de tiempo en tiempo. Aquí hay un resumen de algunas de las razones que Spurgeon menciona para esta condición. Por supuesto otras razones pueden ser dadas pero yo listo éstas con citas de Spurgeon bajo cada punto:

1. Incredulidad

“En la mayoría de los casos, la incredulidad es el pecado que condena. Usted no cree la palabra de Dios. Usted rechaza el testimonio de Dios con respecto a Su Hijo Jesús, y así pone lejos de usted la vida eterna. Usted dice ‘yo no puedo creer’. Pero eso no tendrá nada que hacer, porque usted sabe que Dios es verdadero, y si Dios es verdadero, ¿Cómo te atreves a decir que no puedes creer en Él? Si, cuando yo declaro solemnemente un hecho, usted me dice ‘no puedo creer’ Yo debo entender que usted quiere decir que yo soy un mentiroso. Y cuando usted dice ‘yo no puedo creer a Dios’ ¿No sabes que tal expresión en español dice: que usted hace a Dios un mentiroso rechazando a creerle a Su Hijo? Esta incredulidad es suficiente pecado, suficiente para destruirte para siempre. Quiera Dios ayudarle a usted a moverse lejos diciendo. ‘yo creeré, yo debo creer. Dios debe ser verdad, la Sangre de Su Amado Hijo debe ser capaz de remover mis pecados. Voy a confiar en El ahora’”

2. Impenitencia

“¿Está usted endurecido acerca de su pecado? ¿Se niega a renunciar a él? ¿No hay dolor en su corazón a pesar que usted ha quebrantado la Ley Divina, y ha vivido olvidándose de su Dios? Aquel que desea abrazar su pecado y no abandonarlo, está casado con su propia destrucción. Quiera Dios ablandar su corazón, y ayudarle a la vez a arrepentirse de su pecado”

3. Orgullo

“¿Es usted un hombre demasiado grande como para ser un cristiano? ¿Es usted demasiado respetable, demasiado rico, demasiado educado? ¿Es también usted un pensador profundo? Usted no podría ir y sentarse con la gente humilde quienes, como pequeños niños, creen todo lo que Dios les dice a ellos. ¡No, no; usted tiene demasiado cerebro como para eso! ¿verdad? Usted lee comentarios y le gusta un chorrito de escepticismo en su literatura. Usted posiblemente no podría escuchar a Jesús cuando Él dice: ‘si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos’ A usted no le importa tal doctrina pasada de moda, porque usted tiene demasiado de filósofo. .. el orgullo de uno puede llevarlo lejos, si él es un gran tonto; pero no deje que su sufra su orgullo para llevarlo al infierno, ya que ciertamente nunca lo sacará de nuevo”

4. El pecado secreto escondido

“Yo he sido frecuentemente intrigado en saber porque ciertas personas no pueden alcanzar la paz. Hacemos con ellos lo que podemos y ellos parecen tener una ola de inquietud eterna de flujo y reflujo y echando cieno y lodo. Ellos han parecido estar en un camino justo a la salvación, y sin embargo nunca la han alcanzado: han estado un día cerca, y al otro día muy lejos. En uno o dos casos, no he descubierto la razón porque el evangelio nunca tiene éxito con ellos hasta que llegan a la muerte. Después que ellos murieron, la triste verdad fue revelada, la cual presentaba toda su inquietud... Había un secreto por el cual, si se hubiera sabido, había hecho sus caracteres aborrecibles para aquellos que en la ignorancia los respetaron. ¿Hay algún hombre aquí que lleve con él un secreto culpable? ¿Persevera él en actos vergonzosos los cuales se preocupa en ocultar? ¿Cómo un hombre puede esperar por paz mientras él lucha contra las reglas de la moralidad? ¿Qué descanso puede haber mientras los votos solemnes son quebrantados, y la relación más pura es tratada con desprecio? Es más, mientras haya alguna impureza acerca de un hombre, o acerca de una mujer, no puede haber paz con Dios... tales pecados deben ser abandonados... ¿Podría usted por un momento insinuar que el Señor Jesús murió para permitirle a usted pecar y escapar del castigo?”


Publicado en http://confessingbaptist.com/ por el pastor Jeffery Smith

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