Este mensaje, como muchos, nace de una experiencia. Es posible que otros también estén pasando por experiencias similares. Por lo tanto, permítanme relatar lo que trajo este mensaje a la luz. Fui criado como presbiteriano. Fui salvado por Cristo cuando estaba en la universidad cuyo cuerpo de estudiantes era interdenominacional, pero que era dirigida por la Iglesia de los Hermanos. De allí, yo fui a un seminario el cual era “Presbiteriano Unido”. Ingresé al pastorado Bautista sin ningún entrenamiento Bautista excepto del que vino de la lectura de las Escrituras.
Unos años después fui atraído a un movimiento interdenominacional de jóvenes y me fue dado el liderazgo de las reuniones locales de los días sábados por la noche. Yo cooperé con cualquiera que fuera evangélico, sin importar sus asociaciones. Yo había sido aconsejado por los principales líderes en el movimiento a buscar los nombres de destacados modernistas para mi comité de asesores. Pero yo no seguí tal consejo el cual me llevó a enviar a todos los convertidos de regreso a las iglesias de su elección, iglesias que yo sabía eran liberales en algunos casos. Esto turbó grandemente mi conciencia y oré y medité en ello.
Otro problema conectado con este trabajo fue el fracaso de mi parte en instruir a los creyentes en el tema del bautismo cristiano, que según las Escrituras es la primera prueba de obediencia. Yo sentí que debía hacerlo por cuanto lo hicieron también Pedro y Pablo. Pero ¿Cómo podía hacerlo cuando en el comité de la obra había amigos cercanos quienes no creían en ello? Por tal asociación, yo había sido despojado definitivamente de mi mensaje y de mi ministerio de las verdades bíblicas importantes, quienes muchos llamaron “no-esenciales”
En la siguiente etapa del trabajo no fue conveniente hablar de la seguridad eterna en la presencia de los obreros cristianos quienes odiaban el nombre de la doctrina. Así, el ministerio fue reducido al evangelio, igual como si no hubiera nada en la Gran Comisión acerca de bautizar a los convertidos y el adoctrinamiento de ellos. Había encontrado el mínimo común denominador y me estaba quedando en él, pero mi conciencia no tenía paz.
Fue entonces que Hechos 20:27 vino a significar algo para mí. El gran apóstol nunca se había dejado arrastrar a algo por el cual limitaría su mensaje. Él pudo decir con una conciencia limpia “Estoy limpio de la sangre de todos ustedes, porque no he rehusado anunciaros todo el consejo de Dios” ¿Por qué muchos no pueden decir lo mismo hoy? En mi caso, y en el caso de muchos otros, es debido a un deseo por enseñar a una gran audiencia y por trabajar con grupo grande de cristianos.
Muchos han sido arrebatados de la obediencia total por un lema noble que ha sido aplicado al trabajo cristiano: “En lo esencial unidad, en lo no esencial libertad, y en todas las cosas amor” Algunas cosas no son esenciales para la salvación pero son esenciales para una obediencia total, y Dios no le ha dado libertad al cristiano para clasificar las Escrituras en “esenciales” y “no-esenciales” Es nuestra tarea declarar todo el consejo de Dios, y hacerlo donde sea que estemos.
Hoy estamos eligiendo entre dos alternativas: UN MENSAJE LIMITADO; O UNA COMUNIÓN LIMITADA. Si nosotros predicamos todas las verdades bíblicas, hay muchos lugares donde nunca seremos invitados. Si unimos las manos con las multitudes, habrá limitaciones en el mensaje de la Biblia. Tenga esto en mente - ¡Es el Bautista quien más deja de lado! ¡Es el Bautista Fundamental quien hace las concesiones! Reflexione sobre esto y usted verá que es cierto. Nosotros creemos en el bautismo de creyentes. Nosotros creemos en la separación. Nosotros predicamos la seguridad eterna. Nosotros creemos en la inminente venida de Cristo. Nosotros consideramos un acto de obediencia reprender la incredulidad en los círculos religiosos. El fariseo y el saduceo deben ser etiquetados. Pero de acuerdo a la filosofía presente, debemos dejar de lado estas cosas en aras de una esfera más amplia de servicio.
¿Qué es más importante, obediencia total o una esfera más amplia de servicio? Y sin embargo yo no creo completamente que estas son las únicas dos alternativas. Es nuestra primera tarea ser totalmente obedientes a Dios en todas las cosas, y entonces descansar en Él por los lugares donde servir. Puede ser que nos encontremos limitados, y puede ser que no lo estemos. Charles Haddon Spurgeon no se desplazó tan ampliamente como muchos hombres de sus días, pero sus sermones se han viajado tan lejos como los sermones de muchos hombres.
(David Nettleton, “A Limited Message or a Limited Fellowship”)
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