jueves, 28 de mayo de 2015

Semper Reformanda ¿Cuál es el límite?

Antes de comenzar a escribir esta entrada, la cual nace de la situación que se observa en hermanos creyentes de muchas partes de Latinoamérica, quisiera citar el siguiente extracto del libro del pastor A.W. Pink “Los Atributos de Dios”, el mismo que se encuentra en las páginas 7-8:
Necesitamos algo más que un conocimiento teórico de Dios. El alma sólo conoce verdaderamente a Dios cuando se rinde a Él; cuando se somete a Su autoridad, y cuando Sus preceptos y mandamientos regulan todos los detalles de la vida. “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová” (Oseas 6:3). “El que quisiere hacer Su voluntad, conocerá (Juan 7:17). “El pueblo que conoce a su Dios, se esforzará” (Daniel 11:32)
¿Cómo están comenzando muchas iglesias “reformadas” de nuestros días?
Vivimos en la era del internet, lo que hace que la información vuele de un lado de la tierra hacia el otro en cuestión de segundos: artículos de diferentes blogs, videos en youtube, sermones en diferentes lugares de alojamiento, etc. En un determinado momento, un hermano, por diferentes motivos, llega a un video o a un artículo del internet, quizás porque escribió en el motor de búsqueda del google: “el evangelio verdadero”; o porque algún otro hermano ha descubierto un artículo y se lo comparte vía email; ¡pero la información del contenido es algo que nunca antes había escuchado!, entonces confronta la nueva información con la Biblia y con el entorno que vive en su iglesia local, y reconoce que las enseñanzas que ha venido recibiendo “no son reformadas, ni ortodoxas”. La primera reacción será de tratar de cambiar la posición doctrinal de la iglesia local donde congrega. Conversará con los pastores y los líderes, y al no haber un resultado positivo, decide abandonar aquella iglesia local. Ahora, este hermano enfrentará dos posibilidades: 1) buscará una iglesia reformada cerca de su localidad para asistir a ella; o, 2) si no hay una iglesia reformada, y además sale de allí con otros hermanos, entonces buscarán “plantar una iglesia reformada”

¿Cuál es la base doctrinal con que se comienza a plantar esta nueva “iglesia reformada”?

¡Esta es una buena pregunta! Pero creo que por lo general podemos mencionar dos:

     1. Las Doctrinas de la Gracia; y,
     2. Un evangelismo sin utilizar “el decisionismo”
Es posible que a estas dos enseñanzas se puedan sumar unas dos o tres más, pero creo que básicamente se comienza de esa manera. A partir de allí, los hermanos comienzan a estudiar más profundamente las Escrituras y su Confesión, si es que piensan adoptar una. Aquí quisiera recordar el versículo citado por A.W. Pink al inicio: “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová” (Oseas 6:3) ¿A dónde conducirá al creyente ese mayor estudio de las Sagradas Escrituras?

Ecclesia reformata, semper reformanda, secundum verbum dei
¿Cuántos de nosotros hemos escuchado esta frase? Creo que, por lo general, se ha oído solamente la primera parte: “Ecclesia reformata, semper reformanda” que significa: “La Iglesia Reformada, siempre reformándose”; sin embargo, no debemos dejar de considerar la segunda frase en Latín: “secundum verbum dei” que significa: “bajo la Palabra de Dios” Evidentemente que esta máxima implica que la Iglesia Reformada no debe permanecer en un status quo (una iglesia sin avanzar, profundamente estancada), pero tampoco significa que la iglesia debe traer invenciones según el avance de los tiempos, las culturas y las modas (Dios no revela nuevas verdades para cada generación); ya que este proceso de “reformarse” debe hacerse de acuerdo con la Palabra de Dios.

¿Quién pone el límite a la reforma? ¿La Biblia o el Pastor?
Creo que la respuesta es obvia, aun cuando en la práctica no lo llevemos a cabo según la afirmación que tenemos en nuestras mentes. En esta parte quisiera traer un ejemplo de la historia, de entre tantos de la misma época, y de otros tiempos también (los no-conformistas son un grupo grande como ejemplo). ¿Qué les parece si ponemos en el banquillo de los acusados al pastor John Robinson, un ministro anglicano, quien en la década de los 1610 renunció a su ordenación como pastor, y se separó de tal denominación, luego de estar convencido - por las Escrituras - de que la iglesia de Inglaterra no estaba completamente reformada? Seguramente que hoy, que conocemos la historia de la iglesia, declararíamos inocente al pastor diciendo: “El pastor Robinson quiso ‘reformarse más’, mientras que otros prefirieron mantener el status quo de la Iglesia de Inglaterra, no podemos condenarlo por ello”

¿Cuál debe ser la actitud de un creyente que quiere seguir reformándose, de acuerdo con la Palabra de Dios, pero los pastores de la iglesia donde congrega no quieren hacerlo?
Ya dijimos que muchas iglesias comienzan con “las doctrinas de la gracia” y el “no-decisionismo” en el evangelismo - ¡pero sabemos que eso no es toda la reforma que las Escrituras enseñan! ¿Qué pasa con el Principio Regulador de la Adoración?; ¿Qué pasa con la Ley Moral de Dios?; ¿Qué pasa con la disciplina eclesiástica?; ¿Qué pasa con otras doctrinas relacionadas con la salvación como la santificación, la separación del mundo, etc.? La pregunta más importante: ¿Qué pasa cuando los líderes y/o una parte de la iglesia local, ponen límites (o invenciones humanas) para no avanzar en una reforma según las Sagradas Escrituras? Ya sé que estoy llenando de preguntas todo este artículo; pero ¿Qué se debe hacer cuando los oficiales de la iglesia han puesto limites (según esta nueva moda de reforma) para la santificación, consagración o reverencia a Dios en la adoración? Digo esto porque para esta nueva reforma tiene un límite humano, más no conforme exigen las Escrituras. Solamente quedan dos opciones: O el creyente se separa de la Verdad de Dios o se separa de la congregación.

La actitud ambivalente cuando una separación ocurre
Al inicio mencionamos el ejemplo de un hermano que abandona (se separa) de su iglesia local por causa de ‘las doctrinas de la gracia’ y el ‘no-decisionismo’ ¿Cuál es la reacción de los pastores que los recibimos en nuestras iglesias? Seguramente que tenemos palabras de elogio por ‘su valentía por la verdad’, sin importarnos cómo se queda el pastor y los hermanos de la iglesia que abandona ‘por causa de la reforma’. Pero, ¿Cuál es nuestra reacción cuando este mismo hermano quiere ‘reformarse más’ al darse cuenta que tal iglesia no sostiene y practica lo que declara, que no tiene solidez bíblica, y que los límites que se han puesto no provienen de Dios y por tal motivo decide abandonar la congregación? No es malo el estar siempre reformándose, la Biblia nos dice que: “Antes bien, crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (2da Pedro 3:18)

Un llamado a la reflexión
Dios gobierna por medio de Su Palabra escrita, solamente por medio de ella, la misma que no puede ser mejorada por las novedades de las modas; pero tampoco puede ser creída de un manera intelectual mas no práctica, ya que tal actitud nos convierte solamente en oidores, pero no hacedores; es decir, en quebrantadores de la Santa Palabra de Dios. Movámonos hacia una reforma en cada aspecto de la vida cristiana y eclesiástica, conforme a lo que Dios nos establece por medio de las Sagradas Escrituras: “Ecclesia reformata, semper reformanda secundum verbum dei”

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