lunes, 2 de junio de 2014

El insulto que me irrita: Una lección de un hombre de paja

Me han llamado muchas cosas: “robot sin mente”, “maestro de un evangelio falso y torcido”, e incluso mi favorito: “defensor de la ramera de Babilonia” Muchos de estos insultos, o me los echo a la espalda o se vuelven extraños objetos de humor para mí. Pero por alguna razón cuando me llaman por un nombre en particular me irrito más rápido que cualquier otra cosa. Ese nombre es “Anabautista” No puedo soportar a la gente diciendo que los Bautistas Reformados Confesionales son solo “Anabautistas”

Cualquier persona que hace esa afirmación demuestra una marca impresionante de ignorancia. Desde el mismo comienzo de la historia de los Bautista Particulares ha habido un esfuerzo concertado por los Bautistas de hacer una distinción de ellos mismos del errado movimiento Anabautista. Para hacer una afirmación que ambos grupos son lo mismo, uno no tendría que saber nada, no solamente de los Bautistas Particulares Ingleses, sino también nada de los Anabautistas, quienes ellos mismos están en el linaje de los Amish, los Menonitas y los Quaqueros. Decir que los Bautistas Reformados son Anabautistas debido a su visión sobre el bautismo, es equivalente a decir que los Presbiterianos son la misma cosa que los Luteranos.

Ahora, este articulo no es sobre las distinciones de los Anabautistas versus los Bautistas Particulares, el punto es que lo que me molesta más que las acusaciones infundadas y salvajes, son esas acusaciones en las que las personas deberían conocer mejor. Son aquellas afirmaciones que vienen de personas, que aunque la información se encuentra disponible para aprender si ellos quisieran, son tan testarudos que ganar un argumento y consolidar su posición significa más para ellos que representar con exactitud las creencias de los demás. No importa cuál es el problema, incluso cuando se lucha contra la herejía en sí, la falsificación intencional es un crimen en contra de la caridad cristiana y traiciona la lealtad a la verdad. El problema es el argumento hombre de paja. A nosotros nos gustan los hombres de paja porque ellos son fáciles de quemar, ofrecen poca resistencia y ponen a nuestro oponente en una posición en la cual nosotros exigimos que defiendan algo que es contrario a su posición real. El problema, sin embargo, es que mientras un hombre de paja puede reunirse a su lado y contribuir a la línea partidaria con sus palpitaciones, hace poco o nada para convencer a aquellos en el lado opuesto. Todos nosotros sabemos cuando estamos siendo tergiversados, y una victoria sobre una tergiversación no hace nada para avanzar en una conversación.

El hombre de paja es una falacia en la cual, en lugar de tratar con las afirmaciones reales que un oponente hace, alguien en cambio superpone afirmaciones que ellos quieren contra-argumentar sobre sus oponentes y luego desacredita esa afirmación superpuesta. Por ejemplo, la persona 1 afirma: “Dios en Su Soberanía tiene un propósito para todas las cosas”. La persona B entonces dice: “Tú crees que Dios es el autor del pecado y hace que las personas hagan el mal, lo cual significa que Él no es Santo y que tú sirves a un Dios pecaminoso”. El hombre de paja es por lo general similar a la proposición original o incluso tiene algunas coincidencias, pero al final es una caracterización errónea. Quizás un ejemplo más para aclarar. Persona 1.- “George Washington fue un gran presidente”. La Persona 2 dice.- “George Washington no fue el mejor presidente, ¡James Garfield lo fue y puedo probarlo!” La afirmación original no fue que Washington fue el mejor presidente, sino que fue un gran presidente, así la Persona 2 ha creado un hombre de paja y no está argumentando en contra del punto de vista de la Persona 1.

Si vamos a participar en argumentos contra otra persona, tratemos con lo que ellos están diciendo, no con lo que nosotros queremos que ellos estén diciendo para que podamos ganar la discusión. Algunas veces un hombre de paja proviene de no entender correctamente lo que en realidad se está discutiendo, lo cual debe hacernos detener y estudiar para que podamos realmente estar informados y tener una conversación inteligente. Algunas veces proviene de la inseguridad en nuestras propias posiciones, por lo que tratamos de derrotar a la otra posición tan rápido como sea posible, con el fin de salir de la discusión o distraernos de nuestra propia inhabilidad para defender realmente nuestros propios puntos de vista.

A veces, sin embargo, simplemente proviene de la arrogancia. Esto especialmente viene de personas quienes han dejado un punto de vista anterior y han adoptado uno nuevo. Da igual, el punto de vista nuevo que ellos mismos han aceptado, cualquier persona que no lo acepte es un completo idiota. Este fenómeno me ha hecho rechazar muchas veces a pronunciar la frase para describir algo terriblemente molesto: “Es más irritante que un nuevo calvinista”. Pero este tipo de actividad se puede encontrar en los nuevos arminianos, los nuevos presbiterianos, los nuevos bautistas, etc., etc. Ellos se van de mantener una posición pensando que todos aquellos que mantienen aquella misma posición (la que abandonan) son unos completos idiotas, lo cual los califica realmente a ellos mismos, por lo menos anteriormente, como unos completos idiotas.

Tenemos que ser caritativos y tenemos que representar en forma justa a los demás, rechazar hacerlo, simplemente, no es cristiano. Nadie puede conocer todo acerca de cada tema y puede sin saberlo hacer un hombre de paja de una posición, pero esto significa que debemos ser abiertos a la corrección por aquellos quienes tienen opiniones diferentes. Esto requiere que nosotros escuchemos en realidad a nuestros oponentes, en lugar de solo tratar de enterrarlos con nuestra argumentación, intelecto o audacia “superior”. Esto significa que tenemos que estudiar las ideas y conceptos que pueden ser ofensivos a nosotros, de tal manera que podamos debatirlos apropiadamente.

Confiar en un argumento hombre de paja, y rechazar tratar con los asuntos reales, es la acción de alguien que es intelectualmente débil y espiritualmente inmaduro. Como amadores de la verdad y amadores de las personas, debemos buscar representar a los otros con exactitud y veracidad para que luego les podamos mostrar los errores de sus puntos de vista si es necesario. Sin mencionarlo, es solamente dar un falso testimonio. Podemos “ganar” un argumento por medio de la tergiversación, pero si esa es la única razón por la que ganamos, entonces realmente hemos perdido.

 Escrito por el pastor Eric Ayala

http://www.covenantlegacy.com/the-insult-that-angers-me-a-lesson-of-a-straw-man/