viernes, 8 de septiembre de 2017

Barbas, tatuajes y otras cosas Reformadas


Si usted se encontrase en la calle con la persona de la fotografía de este corto artículo, mientras camina de paseo con la familia, y si su hijo pequeño le preguntare a usted: “papi: ¿esa persona es cristiana?” - ¿Qué le respondería usted a su hijo?

Creo que solamente hay dos respuestas posibles: 1) él es un redimido del Señor; o 2) él no es creyente. Pero en nuestros días hay una tercera respuesta: 3) No lo sé hijo mío.

Y yo no voy a negar que haya personas, tanto arminianas como calvinistas, que dirían a su pequeño con toda seguridad “sí es un creyente, amado hijito”

El arminiano diría que es un “cristiano carnal” y la base para decir que “sí es un redimido del Señor” la apoya en los siguientes hechos: 1) hizo su decisión por Cristo, por medio de la oración del pecador, 2) acude frecuentemente a los servicios dominicales, 3) conoce algunos textos de las Escrituras y también sabe algunos himnos.

El calvinista diría que es un “hermano reformado”, apoyándose en el hecho que 1) abraza las doctrinas de la gracia, 2) debate muy bien contra los arminianos, venciéndolos y llegando hasta ofenderlos, 3) estudia a los teólogos reformados en un bar mientras bebe cerveza y fuma unos cuantos cigarros; otras razones es que tiene barba como los reformadores, tatuajes con frases reformadas y otras cosas reformadas.

No debemos extrañarnos si dentro de una década escuchamos hablar de “marihuana reformada”; o “pornografía reformada” digo esto con temor, ya que creo que ningún reformado de hace unos años atrás hubiese podido pensar en que hoy existirían los “tatuajes reformados” ni en la posibilidad de un “rap reformado”; pero eso es lo que tenemos hoy en día.

Apreciado lector, yo no creo nada de esto que vengo escribiendo, sino que es una ilustración de lo que vinimos viviendo en nuestros días, y este artículo es un pequeño aporte para la celebración de los 500 años de la Reforma Protestante, lo digo para meditar en la senda en que se encuentra “parada” esta “neo-reforma”.

¿Por qué escribir acerca de esto?

Bueno, yo me he visto movido a hacerlo porque en nuestros días se ha borrado deliberadamente  la línea que separa a la iglesia del mundo (y esto se hace desde púlpitos dizque “reformados”). Y uno de los argumentos predilectos de quienes viven este estilo de reforma, y además lo promueven de una manera sutil; aunque otras son muy intencionadamente, es usando el pecado de los santos de la Biblia, o los pecados de los hermanos de la fe del pasado.

¿Cuántas veces hemos escuchado a un evangélico justificando su impotencia espiritual para vencer al pecado, mencionar el adulterio de David con Betsabé y el asesinato de Urías, el marido de ella? Sabemos que estos hechos ocurrieron y Dios vio por conveniente escribirlos en Su Santa Palabra, pero no creo que la intención del Santo Señor haya sido para que justifiquemos nuestros propios pecados.

Yo creo lo que dice la Biblia:

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (Mt 7:16)

Y el fruto que veo en la persona de la foto, según la Palabra de Dios, no es un fruto de la luz, sino que es un fruto de la oscuridad y de las tinieblas. Y eso es lo que yo - como padre, creyente y pastor – le respondería a mi hijo: “hijo mío, tal hombre es un pobre pecador que necesita a Cristo el Redentor”

Spurgeon y los cigarros y las bebidas alcohólicas

Yo no voy a hablar del pecado de David como el “ejemplo” para algunos adúlteros; voy a hablar de Spurgeon y los cigarros que fumaba y las bebidas alcohólicas que él bebía. ¿No ha notado usted que cuando a los neo-reformados se les habla del cigarro y del alcohol como pecados, ellos inmediatamente responden: “Spurgeon fumaba y bebía”?, ¡y abracadabra, son sin pecado!

Hay dos preguntas que deben responderse cuando se habla de este tema, que por lo general es para “bajar” a Spurgeon al llano de aquellos que defienden la imperfección del creyente, pero en realidad lo que hacen es usarlo como un opio que adormezca sus conciencias. La primera pregunta es 1) ¿Por qué lo hizo?; y, 2) ¿Por qué dejó de hacerlo?

Si usted no conoce las respuestas a estas dos preguntas, entonces puede ser fácilmente engatusado en las tretas de aquellos “reformados” quienes viven en esos vicios del fumar y de la bebida.

Pienso que la única forma de responder a esas preguntas es yendo a la historia, más precisamente a la biografía de Charles Haddon Spurgeon.

¿Por qué lo hizo?

Lo primero que usted tiene que entender es que lo que SE CREÍA en los tiempos de Spurgeon no es lo mismo que SE SABE hoy. Se lo voy a demostrar con un ejemplo muy sencillo y casi-actual

Hace pocos años atrás SE CREÍA que un niño gordito era un niño saludable; hoy SE SABE que tal niño, es muy posible que sufra de una enfermedad llamada obesidad ¿Es cierto lo que digo? Y esto no es de hace mucho tiempo ¿verdad? – Si vemos las fotografías de Spurgeon, podemos decir que él, SIN SABERLO, sufría de un cuadro de obesidad.

Con esto en nuestras mentes, quisiera hacer una traducción de unos fragmentos del libro “Spurgeon: A New Biography” escrito por Arnold Dallimore

Esta imagen de Spurgeon como un hombre de una santidad inusual, es del todo cierta. Por lo tanto, la declaración que vamos a hacer ahora parecerá como inconsistente para muchos. Sin embargo, también es cierto y debemos hacerlo. Es que Spurgeon fumaba cigarros y bebía bebidas alcohólicas.
 No sabemos desde cuando comenzó a fumar, pero en el tiempo de Spurgeon se creía que la práctica de fumar era beneficiosa para la salud de uno mismo. Robert Hall, el famoso predicador de la Iglesia Bautista de la calle San Andrés, en Cambridge, había recibido órdenes de su médico para que comience a fumar, y ya que Spurgeon vivió en Cambridge y asistió a aquella iglesia en su adolescencia, fue sin lugar a dudas familiar con este evento. Además no había ningún remordimiento acerca de esta práctica en la mente de muchos ministros en la Iglesia de Inglaterra, en la Iglesia de Escocia y en las Iglesias de Francia y Holanda.
 Durante una considerable parte de su vida, Spurgeon también bebió bebidas alcohólicas.
 En sus días era difícil de obtener agua potable, y para evitar la contaminación, la mayoría de personas usaban cerveza en sus comidas. Esto había sido una costumbre humana desde tiempos inmemoriales, y no cabe ninguna duda que él la conoció desde que era un niño en los hogares de su abuelo y su padre y que él creció acostumbrado a esta práctica.
 A su vez, no había estado mucho tiempo en Londres cuando lo encontramos usando bebidas como cerveza, vino y brandy, aunque en cantidades muy moderadas. Y esta práctica, como la de fumar, no intentó en ningún modo negar ni ocultar.

En los días de Spurgeon SE CREÍA que fumar era beneficioso para la salud del hombre; hoy SE SABE que es la mayor causa de muerte por cáncer en el cuerpo humano. En los tiempos de Spurgeon SE SABÍA que el agua que había no era potable, en nuestros días SE CREE que Spurgeon era un “bebedor social”

¿Por qué dejó de hacerlo?

En la década de los 1880, la salud de Spurgeon comenzó a decaer severamente, y después de haber justificado su habito de fumar diciendo que los médicos lo recomendaban para tener una buena salud, se dio cuenta que fumar cigarros hacia mucho daño a su salud y dejó de hacerlo.

Exhortación

No debemos olvidar que nuestra guía de fe y de práctica es la Palabra de Dios. Dios no pone en la Biblia el pecado de los santos para que nosotros nos consolemos en ellos, mucho menos para que los imitemos.

Nosotros SABEMOS que el cigarro y el alcohol hacen mucho daño al cuerpo de cualquier ser humano; por lo que, como creyentes debemos recordar este versículo de la Sagrada Escritura:

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. (1Co 3:16-17) 


Así que, la próxima vez que usted quiera hablar de Spurgeon y los cigarros, sea honesto y cuente la historia completa, no sea que usted se convierta en una piedra de tropiezo para cualquiera de los pequeñitos del Señor; ya sabe usted el final de ellos.

1 comentario:

  1. interesante... personalmente pienso que hacer esto como hábito o costumbre puede ser malo para la salud y para su integridad como cristiano... Pero muy buen post, recomiendo leerlo.

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