miércoles, 12 de octubre de 2016

La Responsabilidad de los Bautistas Reformados con sus Hijos


Quisiera que este corto artículo pueda tener un propósito doble. El primero es el de animar a los padres creyentes a que cumplan los deberes dados a nosotros por medio de la Palabra de Dios de instruir a nuestros hijos en los caminos del Señor por medio de predicarles el evangelio desde su más tierna edad – ellos también necesitan ser salvados. El segundo, es responder a la pregunta ¿Por qué los Bautistas Reformados no bautizamos a nuestros hijos? Y le he pedido al Señor que me ayude a hacerlo de una forma mansa, humilde y bíblica.

Sin lugar a dudas que, para cualquier padre cristiano, la salvación de sus hijos e hijas es un asunto de suma importancia. Es tanta la importancia espiritual para nosotros, que nuestras débiles oraciones están acompañadas de muchas lágrimas al Señor para que Él conceda la salvación a ellos y los haga parte de Su familia celestial y eterna. Hacemos esto porque entendemos que la salvación es del Señor (Jonás 2:9)

La humanidad está dividida en dos grupos ¿Bajo cuál de ellos nacen nuestros hijos?

Primeramente debemos establecer cuáles son estos dos grupos. Para esto quisiera que vayamos a la Escritura:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Rom 5:12)

Este versículo nos habla de Adán, su caída y los efectos universales de su caída. Quisiera citar el comentario del Puritano-Presbiteriano Matthew Henry para que nos explique este versículo y sus implicaciones en toda la humanidad:

Adán peca, su naturaleza se vuelve culpable y corrupta y así pasa a sus hijos. Así todos pecamos en él. La muerte es por el pecado, porque la muerte es la paga del pecado. Entonces entró toda esa miseria que es la suerte debida al pecado: la muerte temporal, espiritual, y eterna. Si Adán no hubiera pecado no hubiera muerto, pero la sentencia de muerte fue dictada como sobre un criminal; pasó a todos los hombres como una enfermedad infecciosa de la que nadie escapa. Como prueba de nuestra unión con Adán, y de nuestra parte en aquella primera transgresión, observa que el pecado prevaleció en el mundo por mucho tiempo antes que se diera la ley de Moisés. (Subrayado y negritas añadidos)

Este comentario es muy valioso, porque nos enseña que 1) todos los seres humanos pecamos con Adán; 2) por ese pecado entra a la humanidad la muerte eterna (espiritual) de la que nadie se escapa (es decir, a todos les llega); y, 3) estamos unidos con Adán y hemos participado en su pecado.

Ahora debemos preguntarnos: ¿Desde cuándo estamos unidos con Adán? Aquí solamente hay dos posibles respuestas: 1) desde nuestro nacimiento; o, 2) desde que cometimos nuestro primer pecado.

Perdón si le parezco muy simplista en la manera en que presento este caso, pero quisiera precisamente eso: explicar de una manera sencilla, clara y comprensible lo que nosotros, los Bautistas Reformados, creemos y practicamos con referencia a nuestros hijos.

También hay otro versículo que me gustaría presentar, y en este vemos a dos protagonistas:

Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (1Co 15:21, 22)

Aquí vemos claramente los dos grupos del que hablé al principio. Ahora se nos habla de Adán – en quien todos mueren; y de Cristo – en quien todos serán vivificados. Aunque el sentido de la Escritura no requiere de mucha exégesis y hermenéutica para comprender su interpretación, quisiera citar nuevamente un comentario del Puritano-Presbiteriano Matthew Henry:

A todos los que por fe se unen a Cristo, por su resurrección se les asegura la propia. Como por el pecado del primer Adán todos los hombres se hicieron mortales, porque todos obtuvieron su misma naturaleza pecaminosa, así, por medio de la resurrección de Cristo todos los que son hechos partícipes del Espíritu, y de la naturaleza espiritual, reviviremos y viviremos por siempre. (Subrayado y negritas añadidos)

Es decir, mientras un ser humano “no esté unido por la fe a Cristo”; entonces permanece “unido con Adán” en su pecado, con la misma naturaleza pecaminosa y la misma condenación espiritual. (Favor notar que Matthew Henry habla de una “unidad por nacimiento con Adán” al comentar sobre nuestro pasaje anterior de Rom 5:12; y en este comentario último habla de una “unidad por fe en Cristo”)

La Teología del Pacto Bautista Reformada, reconoce esto y observa que la Biblia divide a la humanidad en dos grupos: 1) los que están unidos con Adán; y, 2) los que están unidos con Cristo; donde Adán y Cristo son las Cabezas Federales de dos pactos diferentes: Adán es la Cabeza Federal del Pacto de Obras en el Edén; y Cristo es la Cabeza Federal del Pacto de Gracia prometido después de la caída (Gn 3:15) y concluido en la cruz del Calvario.

Adán es representante de todos los seres humanos; Cristo es el representante de los electos.

Ahora, con esta introducción breve y muy concisa de la Teología del Pacto Bautista Reformada, podemos hacernos nuevamente la pregunta: ¿Nacen los hijos de los creyentes unidos en Adán, o nacen unidos en Cristo?

Nosotros creemos que la Biblia nos enseña que los hijos de toda la humanidad, sean estos hijos de creyentes o incrédulos, sean de la raza que sean, sean de la nacionalidad que sean, sean del color que sean; todos nacemos en unión con Adán – separados de Cristo; es decir, nacemos bajo la ira de Dios.

Pablo – teniendo en él la circuncisión - lo explica de ese mismo modo: “… y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Ef 2:3)

Esa palabra “por naturaleza” es muy importante para esta breve exposición. En otros pasajes de las Escrituras ha sido traducido como “por nacimiento” (por naturaleza = por nacimiento) Parafraseando sería: “y éramos por nacimiento hijos de ira, lo mismo que los demás”

Juan Calvino comenta de este versículo – Efesios 2:3 - en los siguientes términos:

“y éramos por naturaleza hijos de ira” Todos los hombres sin excepción, sean judíos o gentiles (Ga 2:15,16) son aquí pronunciados como culpables; hasta que ellos sean redimidos por Cristo; así que, fuera de Cristo, no hay justicia, ni salvación, y, en resumen, no hay excelencia. (Subrayado y negritas añadidos)

 Ga 2:15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles (Subrayado añadido)

Quitando de nuestros hijos esperanzas falsas

Ya hemos observado que la Biblia nos enseña que todos los seres humanos, nacemos unidos en Adán y separados de Cristo; y que es imposible nacer unido con Adán y unido con Cristo al mismo tiempo.

Sin embargo, sabemos que pueden aparecer en los corazones de los hombres esperanzas que son falsas en cuanto a la salvación de sus almas; de allí que nosotros explicamos a nuestros hijos -con mucho amor y ternura - el estado real de su situación espiritual, y a la vez la necesidad que ellos tienen de Cristo.

Una esperanza falsa que puede surgir en el corazón de nuestros hijos, es que ellos piensen que “por ser hijos de cristianos, tienen una entrada segura al cielo” nosotros les explicamos con palabras sencillas de que en la caída de Adán, ellos también cayeron.

Nosotros les decimos a nuestros hijos – sin dejar de demostrarles amor - que la causa de su condenación no es el haber quebrantado la Ley Moral de Dios (Los Diez Mandamientos); sino que el problema es su propia naturaleza pecadora con la cual nacieron. Ellos necesitan nacer de nuevo, ellos necesitan un nuevo corazón, ellos necesitan algo que ningún hombre, ni ninguna ceremonia, puede suplirles; solamente la gracia de Dios:

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Jn 1:12, 13) 

Otra esperanza falsa que procuramos quitar de sus corazones es que ellos puedan pensar que “por asistir a la iglesia los domingos, por leer la Biblia y conocerla, por portarse bien, por participar de los sacramentos: ya están en pacto con Cristo, o ya se encuentran unidos a Él” También debemos asegurarnos que ellos no pongan su confianza en ninguna obra humana, ni en buen comportamiento; ellos pueden parecer muy dóciles y tranquilos, pero igual, necesitan la salvación de Cristo:

sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. (Gal 2:16)

No quiero expandirme mucho en este punto, creo que ya ha quedado claro lo que nosotros como padres cristianos enseñamos – con mucho amor y paciencia - a nuestros hijos.

¿Cómo pueden nuestros hijos estar unidos a Cristo?
¿Cómo entran en el Pacto de Gracia cuya Cabeza Federal es Cristo?
¿Cómo pueden ellos ser de Cristo?

Como ya he mencionado Cristo es la Cabeza Federal del Pacto de Gracia, y todos los que se encuentran unidos a Él – esto es, los electos - son Sus “confederados”

Nosotros enseñamos a nuestros hijos que, mientras se encuentren unidos con Adán, no pueden estar unidos con Cristo; y mientras no estén unidos a Cristo, sus almas permanecen en muerte.

La Biblia nos habla de una forma muy clara sobre la característica espiritual de aquellos quienes son del Señor, de aquellos quienes han entrado en pacto con Él:

Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (Rom 8:9)

El Señor, en Su inmenso amor y sabiduría, nos ha dejado en Su Palabra lo que todo hombre debe hacer para “separase de Adán” y “unirse a Él”:

Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. (Mar 1:14, 15– Subrayado añadido)

 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. (Luc 24:46, 47– Subrayado añadido)

 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hch 2:38 – Subrayado añadido)

¿Existe alguna otra manera (sin arrepentimiento ni fe) de entrar en el Pacto inquebrantable de la Gracia de Cristo?

O preguntado de una forma negativa: ¿Puede entrar en Pacto con Cristo una persona que no se ha arrepentido de sus pecados ni haya creído en Él?

Nosotros no bautizamos a nuestros niños, porque ellos nacen en Adán y no en Cristo; porque ellos son por nacimiento hijos de ira, igual que los demás; porque ellos nacen bajo el Pacto de Obras, no bajo el Pacto de Gracia; no los bautizamos porque sus pecados no han sido perdonados, al no haber arrepentimiento de ellos; no los bautizamos porque, al no tener el Espíritu de Cristo, ellos no son de Él.

Nosotros no creemos como nuestros hermanos Presbiterianos quienes igualan al pueblo de Israel del Antiguo Testamento con la Iglesia de Cristo del Nuevo Testamento. El principio que nuestros hermanos afirman es que la nación de Israel del Antiguo Testamento fue la Iglesia de Cristo del Nuevo; entonces, como en la nación de Israel todo varón, hijo de un israelita, era circuncidado, así también en la iglesia del Nuevo Testamento, todo hijo de creyente debe ser bautizado. De esta forma se concluye que Judas Iscariote, el rey Acab y los israelitas adoradores de Baal – todo aquel que era circuncidado - era parte de la “iglesia visible de Cristo”

Nuestra Teología del Pacto difiere de la de nuestros hermanos Presbiterianos que hace que la Iglesia de Cristo, esté compuesta tanto de personas regeneradas como de personas no-regeneradas.

Nosotros creemos que la circuncisión fue la señal del Pacto Abrahámico (la Biblia lo llama “el pacto de la circuncisión – Hch 7:8), donde todos los varones estaban dentro del Pacto de la Circuncisión, pero no todos ellos estaban dentro del Pacto de Gracia. Judas el Traidor estaba dentro del Pacto de la Circuncisión, pero no estaba dentro del Pacto de Gracia: fue circuncidado, pero no fue salvo; el malvado rey Acab estaba dentro del Pacto de la Circuncisión, pero no estaba dentro del Pacto de Gracia: fue circuncidado, pero no fue salvo; aquellos que prendían incienso en los lugares altos a Baal estaban dentro del Pacto de la Circuncisión, pero no estaban dentro del Pacto de Gracia: fueron circuncidados, pero no fueron salvos; y así puedo seguir nombrando más y más nombres.

Nosotros creemos que dentro del pueblo de Israel sí había una Iglesia de Cristo, que se había arrepentido de sus pecados y creído en la promesa del Salvador; quienes habían entrado en el Pacto de Gracia por la gracia de Cristo y por medio de la fe. Que ellos, al ser escogidos desde antes de la fundación del mundo - igual que nosotros, habían entrado en el Pacto de Gracia del cual no se puede apostatar, porque la obra del Espíritu Santo así nos asegura en las Manos del Señor.

Nosotros creemos que los Hijos de Abraham son aquellos que son creyentes, no los incrédulos:

Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. ( Gal 3:7)

Las “Respuestas” a mi Respuesta

Al principio de este cortísimo artículo, dije que el segundo propósito que tenía en mi corazón era responder a la pregunta ¿Por qué los Bautistas Reformados no bautizamos a nuestros hijos?

Agradezco al Señor por haberme permitido conocer en persona a algunos hermanos Presbiterianos (con “P” mayúscula) en quienes se ha manifestado la gracia del Señor, quienes, a pesar de nuestras diferencias en cuanto a la Teología del Pacto, hemos sabido mantener el vínculo del amor al reconocernos como ciudadanos del reino.

Aunque estos principios doctrinales los he conocido, por la gracia de Cristo, hace tiempo atrás; nunca antes había querido escribir sobre ellos debido a la forma salvaje con la que muchos presbiterianos (con “p” minúscula) tratan a mis hermanos Bautistas a causa de nuestra postura bíblica en cuanto a este tema.

Una de las expresiones que ha quedado grabada en mi mente fue la manera en que se le llamó a una persona que creía en el bautismo por inmersión: “ESCORIA ANABAUTISTA” Seguramente que esta persona (incrédula en mi entender) sigue los pasos de sus antepasados quienes llevaban a los ríos a todo aquel que creía en el bautismo por inmersión, para ahogarlos; no sin antes decirles de manera sarcástica: “¿TE GUSTA LA INMERSIÓN?, INMERSIÓN TE VAMOS A DAR” Siempre me he preguntado si estos hombres, con sus actos, eran seguidores verdaderos del Príncipe de Paz. Mi respuesta es que ellos no lo eran, ni lo son.

También reconozco que hay bautistas con “b” minúscula, quienes descienden al insulto y al sarcasmo para defender sus puntos de vista doctrinales.

Todos ellos están en mis oraciones para que Dios los quite del ministerio, pues enseñan odio a quienes les siguen; pero que también ellos puedan ser salvados.

El ministro de Dios no debe ser contencioso, dice la Palabra de Dios; y mi intensión no es serlo en este artículo; pero creo que era necesario responder con mansedumbre, amor y con la Biblia nuestra perspectiva en cuanto a “la Responsabilidad de los Bautistas Reformados con sus hijos”

Que el Señor use este artículo, como dije al inicio para no descuidar el deber de evangelizar a nuestros hijos e hijas:

Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. (Gen 18:19)

sábado, 8 de octubre de 2016

¿Infidelidad de Dios a Su Pacto?


Recientemente, alguien publicó la foto de arriba en Facebook.

Esta es una afirmación común que los Bautistas escuchamos de los Presbiterianos. Si el hijo de un cristiano es salvado, es un testimonio de la fidelidad de Dios a Su pacto. Pero, como ya lo he señalado, esto debe significar que lo opuesto es también verdad: Si el hijo de un cristiano no es salvado, es un testimonio de la infidelidad de Dios a Su pacto. La lógica es simple:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos de los creyentes.
Premisa 2: La salvación de los hijos de los creyentes es un testimonio de la fidelidad de Dios a Su pacto.
Conclusión: La falta de salvación de los hijos de los creyentes es un testimonio de la infidelidad de Dios a Su pacto

Por supuesto que la respuesta inmediata es que yo he malentendido y he desfigurado la posición paedobautista. La correcta Premisa 1, se me ha dicho, debe ser:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos electos de padre(s) cristiano(s).

Se me dijo que lea esta declaración:

La promesa a la cual Pedro se refiere en su sermón en Pentecostés, es mencionada en “Preguntas y Respuestas 74” (HC74).- “tanto la redención del pecado y el Espíritu Santo, quien obra la fe, son por medio de la sangre de Cristo prometida a [los hijos de los creyentes] no menos que a sus padres” El Bautista, sin embargo, escucha un lenguaje como este y por lo general asume que las iglesias Reformadas creen que todo hijo bautizado está garantizado a ser uno de los electos. “Si esto es verdad”, concluye el Bautista, “entonces ¿qué diremos acerca de aquellos casos en los cuales un niño bautizado no persevera en la fe? Si Dios hace una promesa a los niños en el bautismo, pero el niño apostata cuando es adulto ¿Qué dice eso de la promesa de Dios?, ¿Ha fallado Su promesa?” Desafortunadamente, hay algunas iglesias Reformadas que han contribuido a esta idea falsa al decir que cada persona bautizada en la iglesia – “cabeza por cabeza”- es verdaderamente un electo y está unido interiormente a Cristo. Sino que debe ser entendido que la membresía en la comunidad visible del pacto de Dios, no garantiza la membresía en el pueblo electo de Dios. Este es el punto de Pablo en Romanos 9 cuando él defiende la fidelidad de la promesa de Dios a Abraham: “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas” (Rom 9:6) En otras palabras, no todos en la iglesia visible pertenecen a la iglesia invisible. Esta es la razón de que la Biblia por lo general habla de otra circuncisión, una circuncisión del corazón (Deu. 10.16; 30.6; Jer. 4.4; 9.25-26; Hch 7.51; Rom. 2.28-29) Aunque el varón Israelita fue consagrado al Señor como un miembro del pueblo del pacto de Dios, él era aun responsable de creer las promesas presupuestas en su circuncisión, porque la señal (circuncisión) nunca se convirtió en la cosa significada (las promesas de Dios) Tomado del artículo “¿Por qué bautizamos a los hijos de los Creyentes?” escrito por Michael Brownhttp://www.christurc.org/blog/2011/04/09/why-we-baptize-the-children-of-believers

A lo cual, estoy muy contento de revisar mi silogismo inicial:

Premisa 1: Dios promete salvar a los hijos electos de padres creyentes.
Premisa 2: Dios promete salvar a los hijos electos de padres no-creyentes. (Jn 1:13; Gal 3:7-9; Rom 9:7-8, 11, 24-26; 10:11-13; 11:17; Ef 1:4-10, etc)
Conclusión 1: La descendencia física es irrelevante para la promesa de Dios de salvar al electo.

Premisa 3: La descendencia física es irrelevante para la promesa de Dios de salvar al electo.
Premisa 4: La fidelidad de Dios a Su Pacto está determinada por Su promesa de salvar al electo.
Conclusión 2: La descendencia física es irrelevante para la fidelidad de Dios a Su pacto.

¿La respuesta? Que eso no puede ser cierto en razón de que Dios promete salvar a los hijos de los Cristianos.

Dios nos ha prometido incluir a nuestros hijos Dios ha prometido, como un principio general, traer a la salvación a los hijos del pacto…

Así que regresamos al punto de partida, porque ellos están equivocados en lo que la promesa es, precisamente. ¿Es (la promesa) para el electo, o es para todos los niños en general?

La respuesta final fue (note usted la equivocación):

Una Premisa 4 precisa, sería:
Premisa 4: La fidelidad del pacto de Dios está determinada por Su promesa de salvar a aquellos a quienes Él ha prometido salvar.
Premisa 5: Dios ha prometido salvar (entre otros) a los hijos de los creyentes.
Conclusión: Dios demuestra Su fidelidad (entre otras formas) cuando Él salva (entre otros) a los hijos de los creyentes.

En cuyo caso, no hay nada único acerca de la salvación de los hijos de los creyentes, ya que la fidelidad de Dios es también demostrada (“entre otras formas”) cuando Él salva a los hijos de los no-creyentes (“entre otros”) En otras palabras:

Conclusión 2: La descendencia física es irrelevante para la fidelidad de Dios a Su pacto.




Escrito por Brandon Adams

Traducido por Guillermo de Lama.

miércoles, 27 de julio de 2016

Tres falsos evangelios que usted no se puede dar cuenta que están en su iglesia


Sin ninguna duda, la iglesia visible de hoy se encuentra llena de falsos evangelios. Están, por supuesto, las sectas como el mormonismo y la sociedad Watchtower (Testigos de Jehová)  Está la iglesia Católica-Romana la cual es la líder mundial de falsos evangelios. Tenemos el evangelio de la prosperidad, el movimiento Palabra-de-Fe, la Reforma-Nueva-Apostólica, la Carismanía, la creencia-fácil y así sucesivamente. El ataque de Satanás sobre la iglesia es despiadado e interminable. Pero hay unos pocos y menos perceptibles evangelios falsos que se han introducido aun en las iglesias más sólidas a través del tiempo. Quisiera mencionar algunos de nuestros días.

El Evangelio de la Simpatía. Mientras crecía, siempre fui enseñado a ser simpático con las personas. “tú puedes atrapar mas moscas con miel que con vinagre” dice el viejo refrán. La enseñanza es prevalente, y usualmente involucra a los padres, o maestros animando a los niños a ser atentos y amables con los demás: “invita tus dulces” o “juega con los otros niños”

El cristianismo es a menudo confundido con simpatía.- “usted es muy agradable, ¿es usted cristiano?”

Si bien las Escrituras nos enseñan a ser buenos y compasivos hacia los demás, ella no enseña que debemos hacerlo a expensas de la verdad. Es aquí donde el evangelio es transado y se vuelve un falso evangelio. No queremos ofender a las personas. Está bien hablar acerca de las cosas positivas del cristianismo, pero no queremos molestar a nadie diciéndoles que son pecadores. La iglesia tiene miedo si les decimos a las personas que son pecadores, y que necesitan arrepentirse, que ellos no volverán.

Tenemos miedo de estropear una amistad, o perturbar una relación cercana por hablar la verdad. Si bien estamos llamados a estar en el mundo, y compartir el amor de Cristo, no debemos poner nuestras relaciones por encima de la obra del Espíritu Santo. Como un cristiano, usted debe esperar ser odiado por el mundo (Mateo 10:22) Si usted tiene amistad cercana con aquellos que están en el mundo, solamente necesita ser basada en la Verdad. Si usted no está compartiendo todo el consejo de Dios con sus amigos que están perdidos, usted esta conduciéndolos a ellos hacia el tormento eterno.

La Biblia dice en 1 Pedro 2:8 que Jesús es ofensivo - una "roca de escándalo." La Palabra de Dios es locura a los que se pierden (1 Corintios 1:18). Dios es amor, y Dios es bueno, pero Dios también es recto y justo, y lleno de ira (Nahúm 1:2) Sin embargo Él es misericordioso, y envió a Su Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados y ser levantado de entre los muertos para que todos aquellos que se arrepientan y crean en Él sean salvos. Nosotros no podemos cambiar a las personas en lo mínimo solamente por ser simpáticos. Debemos ofender a las personas con la verdad.

El Evangelio de la Unidad. Este es uno del que escuchamos todo el tiempo, la iglesia debe estar unida. De hecho, cada vez es más claro que el enfoque de la iglesia evangélica se está centrando alrededor de la unidad. El llamamiento a la unidad en la Biblia es muy claro y se repite con regularidad. 1 Corintios 1:10 dice:
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

1 Pedro 3:8 dice:
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables

Y Filipenses 2:2 dice:
completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

En consecuencia no hay duda de que la iglesia debe estar unida - ¿Pero alrededor de qué?

Muchas iglesias de hoy han aguado tanto la verdad que ya no queda ninguna verdad que ellos puedan predicar. Ellos han puesto a un lado la sana doctrina para, una vez más, no ofender a las personas. Es alrededor de este sistema religioso aguado, que usualmente se enfocan en el “amor”, “la tolerancia” y la “aceptación” de todos los que puedan permanecer reunidos. La sana doctrina se ha convertido en menos importante, y la unidad se ha convertido en el tema central. Muchas iglesias sólidas han caído en esta trampa. Se ha vuelto normal que las iglesias sólidas tengan una unidad ecuménica con Roma en aras de avances políticos y culturales.

Pero el espejismo de la unidad entre estos sistemas religiosos es falso, y peligroso. No es la sana doctrina la que causa las divisiones y destruye la unidad, como muchos han sido llevados a creer. Romanos 16:17 dice:
Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.

Es la falsa doctrina la que crea divisiones, puede haber muchas, muchas falsas doctrinas, todas contrarias las unas de las otras, pero solamente puede haber una Verdad. La verdadera iglesia está unida sobre la Verdad de Dios, no sobre el error. No puede haber una unidad verdadera alrededor del error. La Verdad no tiene armonía con el error, y debe ser expuesto a la luz de la Verdad en Jesucristo.

El Evangelio del Amor. Amor, ¡Quien no quiere ser amado! Los púlpitos están llenos con historias del amor de Dios por nosotros, por el mundo y por toda Su creación. Se nos ha enseñado desde una edad temprana a amarnos unos a otros como Cristo nos ha amado (Juan 13:34) después de todo, el amor es el gran mandamiento ¿Verdad?

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39)

Pero ¿Qué es el amor bíblico? Juan 13:34, 35 dice:
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

A partir de este pasaje, muchos creen que son discípulos de Cristo – cristianos – simplemente porque ellos “aman los unos a los otros” Pero aquí está lo que no es el amor bíblico… el amor no es una emoción o un sentimiento. Amor no es recibir y no es conseguir algo de alguna relación; y amor no es aceptar y tolerar el pecado.

Amor es sacrificio, es dar y buscar lo mejor para alguien más. El más grande ejemplo de amor jamás demostrado a la humanidad fue el sacrificio de Cristo en la cruz por nuestros pecados ¿Por qué hizo eso? Porque Dios nos ama (Juan 3:16) Dios no aceptó nuestro pecado ni nos aceptó por “lo que somos”, porque si lo hiciera no habría necesidad de una justicia. La paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) Dios no recibe nada de nosotros por su sacrificio en la cruz. Efesios 2:8,9 dice:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe.

Este fue realmente un acto de amor desinteresado e incondicional de Dios, para todos quienes se arrepienten y creen en Él. La iglesia no puede enseñar simplemente el amor, debe enseñar todo el consejo de Dios incluyendo  Su ira. Pero este falso evangelio del amor se ha convertido en muy predominante, aun en púlpitos bien intencionados, sin embargo está llevando personas directamente al infierno.

Si su iglesia no condena el pecado, y no lo llama como lo que es; sino que predica solamente “amor”, o si su iglesia está centrada en la “unidad”, o en la “simpatía” o en cualquier otro aspecto del cristianismo visible en una forma no-bíblica, al menos usted debería hablar. Pero si su iglesia no está enseñando toda la verdad de Dios, entonces usted no está en una iglesia en lo absoluto y puede ser el momento de moverse de allí.
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
(Gálatas 1:6-8)

Escrito por Jeff Maples y publicado en:


Traducción: Guillermo de Lama

jueves, 7 de abril de 2016

9 Pasos hacia la Apostasía Personal



John Bunyan en su obra clásica El Progreso del Peregrino ilustra los 9 pasos progresivos hacia la apostasía personal. Esta lista está modificada y modernizada para su entendimiento. Por favor lea y preste atención. Guarde esto en su diario, en su computadora, hágalo su marcador pero recuérdelo bien.

He puesto en negritas las palabras que son elementos importantes de comprensión. Si usted quiere leer esta porción de El Progreso del Peregrino en la versión inglesa, haga click en el link que se provee al final.

1. Usted aparta sus pensamientos del recuerdo de Dios, de la muerte y del juicio venidero.

2. A continuación, usted detiene lentamente sus deberes personales como la oración privada, frenar sus concupiscencias, estar vigilante ante las tentaciones, dolor por el pecado y cosas parecidas.

3. Luego, usted se aparta de la compañía de los cristianos que están llenos de vida espiritual y que no son tibios.

4. Después de ello, usted se enfriará hacia los deberes públicos como el escuchar la predicación de la Palabra, la lectura de la Biblia, la comunión con los piadosos y cosas similares.

5. Luego usted comienza a criticar severamente a los que viven piadosamente, y lo hace de forma maliciosa, con la finalidad de tener una aparente excusa de lanzar la religión (cristiana) en la espalda (por causa de haber visto algún pecado en otros)

6. Después, usted comienza a adherirse y a asociarse con hombres y/o mujeres que son carnales, libertinos e inmorales.

7. Luego, usted cede secretamente a conversaciones carnales e inmorales, y usted se siente contento si puede ver tales cosas en cualquier otra persona que se llame ‘cristiana’, de tal forma que el pecado puede ser cometido de manera más atrevida por medio del ejemplo de aquellos ‘cristianos’

8. A continuación, usted comienza a jugar con pecados pequeños de manera pública y abierta.

9. Y luego, habiendo sido endurecido, usted se demuestra a sí mismo estar tan perdido como ellos lo están. De esta manera, siendo lanzado otra vez en el abismo de la miseria, a menos que un milagro de gracia pueda prevenirlo, usted perecerá por siempre en su propio engaño.




Traducción libre hecha por Guillermo de Lama, pastor de la Iglesia Bautista Gracia Soberana (Reformada y Confesional) de Lima, Perú.

viernes, 15 de enero de 2016

John Frame y el Principio Regulador de la Adoración



John Frame es uno de los teólogos más influyentes que defiende la práctica de la música contemporánea en el servicio de adoración, de manera particular a través de sus dos libros populares: “Adoración en Espíritu y Verdad” y “Música Contemporánea en la Adoración”. Lo que muchos no se dan cuenta es que su filosofía expuesta en estos libros se desprende de un reblandecimiento y una redefinición de la doctrina directiva de su tradición presbiteriana, el Principio Regulador de la Adoración (PRA) Este reblandecimiento apareció por primera vez en el año de 1992 en un artículo en la Revista Teológica de Westminster, en la que publicó “Algunas Preguntas Acerca del Principio Regulador” 1 En aquel artículo, y en los subsecuentes escritos, Frame sostiene que el PRA debe aplicarse no solamente a la adoración congregacional, sino a toda la vida. Argumentando de esta manera, Frame debilita el PRA para que sea simplemente el gobierno soberano de Dios sobre toda la responsabilidad de vida del creyente de hacer todo para la gloria de Dios.

Definiendo el Principio Regulador de la Adoración

Antes de cuestionar las conclusiones de Frame con respecto al PRA debemos definir el PRA. Juan Calvino estuvo entre los primeros en articular claramente el Principio:

No podemos adoptar cualquier artificio [en nuestra adoración] que nos parezca apto a nosotros mismos; sino mirar a los mandamientos de Aquel quien es el Único con derecho a decretarlos. En consecuencia, si queremos tener a Dios aprobando nuestra adoración, esta regla, la cual Él la aplica en todos lados con la máxima exactitud, debe ser cuidadosamente observada… Dios desaprueba todos los modos de adoración que no están expresamente establecidos en Su Palabra. 2

Esta doctrina influyó a los puritanos en Inglaterra a través de John Knox, quien en la Confesión de Fe de Westminster, articulo 21, párrafo 1, declara:

La luz de la naturaleza muestra que hay un Dios que tiene señorío y soberanía sobre todo; es bueno y hace bien a todos; y que, por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, y servido, con toda el alma con todo el corazón y con todas las fuerzas.  Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios es instituido por Él mismo, y está tan limitado por su propia voluntad revelada, que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satanás, bajo ninguna representación visible o en ningún otro modo no prescrito en las Santas Escrituras.

En otras palabras, en cuanto a la adoración congregacional, lo que no está ordenado está prohibido.

En contraste con el PRA está el Principio Normativo de la Adoración (de aquí en adelante PNA) el cual dice que, aquello que no está prohibido está permitido. Históricamente los Bautistas, Presbiterianos y Congregacionalistas se han adscrito al PRA, mientras que los Luteranos y Anglicanos han seguido el PNA.

La Re-Definicion que hace John Frame del Principio Regulador de la Adoración

En su artículo publicado en la revista, John Frame rechaza cualquier distinción entre ‘toda la vida del creyente’ y ‘el servicio de adoración’, una necesaria diferencia implícita en el PRA. En lugar de ello, Frame insiste que “todas las acciones humanas se rigen por los mandamientos divinos. No existe un área neutral donde Dios permita que seamos nuestros propios legisladores. No existe ninguna área de la vida humana donde Dios renuncie a gobernar, o donde Su Palabra para nosotros guarde silencio”3 Frame cita pasajes tales como 1 Corintios 10:31 y Romanos 12:1 para demostrar que todo en la vida es adoración para el creyente. Entonces, al traer todos los aspectos de la vida bajo el paraguas del Principio Regulador (PR), Frame permite suavizar significativamente los requerimientos del PR, ya que ¿quién podría insistir en que se aplique “lo que no está ordenado está prohibido” a todas las situaciones normales de la vida?

Un Examen de Romanos 12 y 14

Dos pasajes en Romanos que llevan un significado inmediato sobre la re-definición de Frame del PRA son Romanos 12:1 y Romanos 14. Una mirada más de cerca a estos pasajes revelará que ellos, de hecho, no apoyan la re-definición que hace Frame del PRA

Romanos 12:1

Después de once largos capítulos de desarrollo teológico, Pablo comienza el capítulo 12 con un mandamiento para los creyentes: “que presentéis vuestro cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios – que es vuestro acto espiritual de adoración” Frame usa este pasaje, entre otros, para argumentar que, siendo que todo en la vida es adoración, entonces toda la vida debe ser puesta debajo de su suavizado Principio Regulador.

Sin embargo, la descripción de Pablo de ‘toda la vida como adoración’ no prueba automáticamente que la intensión de Dios para la Adoración Congregacional sea colocarla dentro de la categoría imprecisa de “toda la vida” El uso de Pablo del término “culto” aquí y en otros lugares es significativo en este sentido. La palabra “culto” – worship en inglés – (latreia en griego koiné) aquí ciertamente lleva consigo “figuras de culto” 4 de la liturgia de la adoración judía. Sin embargo, esta particular palabra, se traduce más a menudo como “servicio” o “ministerio” denotando servicios individuales de adoración en contraste con otra terminología más congregacional usado para describir a la iglesia. Por ejemplo en Efesios 2:21-22 y en 1 Corintios 3:16-17 Pablo usa el término del templo (en este caso naos – la palabra para el lugar santísimo) con referencia a la iglesia reunida. En otras palabras, por el lenguaje específico de adoración empleado por Pablo, él parece ver una diferencia entre la ‘adoración individual de toda la vida del creyente’ y la ‘adoración congregacional de la iglesia’

Romanos 14

Los principios establecidos en Romanos 14 también desacreditan la redefinición que hace John Frame del PRA y demuestran su aparente desconocimiento del propósito original del PR. En contexto, Romanos 14 trata asuntos directamente relacionados con el tema de la adoración colectiva tales como comida ceremonialmente impura (koinon) y días sagrados. Cualquier discusión adecuada de la llamada "libertad cristiana" debe enmarcarse en este contexto.

La amonestación principal de Pablo en esta sección es particularmente instructiva con relación al PRA. Dentro de un contexto de “[haciendo] lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (ver. 19) Pablo insiste en el versículo 5 que “cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” con respecto a los días sagrados; y en el versículo 23 él advierte que: “pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” En otras palabras, uno debe ser cuidadoso de no imponer sobre su propia conciencia, o sobre la conciencia de otro, aquello de lo cual no están del todo convencido.

Los teólogos de Westminster tuvieron en mente este principio de “la libertad de conciencia” cuando ellos escribieron en el artículo 20, párrafo 2 de su Confesión:

Solo Dios es el Señor de la conciencia,  y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, las cuales son en alguna manera contrarias a su Palabra, o está al lado de ella en asuntos de fe o de adoración. (Subrayado del traductor)

Los autores de la Confesión de Fe de Westminster (CFW) entendieron el contexto de la discusión de Pablo de la “libertad de conciencia” en Romanos 14 y la aplicaron a su existente y muy similar situación. Los Puritanos de la CFW debatieron con sus colegas Anglicanos sobre los excesos ritualistas retenidos de la Iglesia Católica Romana. Delivuk resume el problema de ellos muy bien:

Desde el tiempo de la controversia sobre la vestimenta de este último siglo XVI, las adiciones anglicanas a la adoración habían traído graves problemas de conciencia a muchos creyentes sinceros. Ellos creyeron que estas innovaciones no eran parte de la adoración. Por lo tanto, ellos tuvieron problemas de conciencia cada vez que participaron en la adoración. El objetivo principal de la Asamblea de Westminster era proteger a los creyentes con conciencias sensibles. 5

Por lo tanto, el propósito original del PRA no fue restringir innecesariamente la adoración congregacional, sino el de liberar a las conciencias afectadas de prácticas dentro de la adoración congregacional que no estaban expresamente enunciadas en las Escrituras. Ellos insistieron en que ningún hombre, incluidas las autoridades eclesiásticas, tenían el derecho de forzar a un adorador de participar en una actividad de adoración que no tuviese ningún mandamiento bíblico. Gordon resume bien esto:

La cuestión que dio a luz al Principio Regulador fue la naturaleza y los límites del poder de la iglesia. La cuestión no fue para ellos “adoración” versus “el resto de la vida”; sino “aquellos aspectos de la vida que son regidos por los oficiales de la iglesia” versus “aquellos aspectos de la vida que no son regidos por los oficiales de la iglesia” 6

Conclusión

Los contextos tanto de Romanos 14 y la formulación original del PRA demuestra claramente una distinción bíblicamente garantizada entre la adoración congregacional y “el resto de la vida”, junto con la aplicación particularmente instructiva del PRA para iglesia – “En la adoración, la iglesia está prohibida de adicionar ritos y ceremonias a las que se encuentran en la Biblia porque la conciencia debe estar libre de los requerimientos humanos”7 Lo que no está ordenado, está prohibido.

Y así, el ablandamiento de Frame del Principio Regulador de la Adoración por medio de sujetar “toda la vida” al control del PRA es inválido. T. David Gordon en sus “Respuestas” a John Frame proclama,

El intento de Frame de poner “toda la vida” bajo un mismo paraguas… está condenado a la vanidad, porque no aborda la mismísima cuestión por la cual el Principio Regulador fue diseñado para enfrentar: los límites del poder de la iglesia y la libertad de conciencia. Si no existe ninguna distinción entre lo que es lícito para un individuo y lo que es lícito para lo que la iglesia pueda requerir de todos, entonces la discusión de Pablo en 1 Corintios 7 – 9 y Romanos 14, no tiene sentido.
Tales textos presuponen, y de hecho enseñan positivamente, que hay cosas que un individuo puede hacer libremente las cuales no se pueden exigir de los demás. 8


El autor Scott Aniol es el Fundador y el Director Ejecutivo de “Ministerios los Afectos Religiosos” Él está en la facultad en Southwestern Baptist Theological Seminary, donde imparte cursos en ministerio, adoración, himnología, estética,  cultura y filosofía. Ha escrito varios libros, docenas de artículos, y predica en iglesias y conferencias en todo el país. Él es un anciano en su iglesia en Fort Worth, Texas, donde reside con su esposa y dos hijos.

Traducido por Ps. Guillermo de Lama

1 John M. Frame “Algunas Preguntas Respecto al Principio Regulador” Westminster Theological Journal 54, 2 (Otoño del 1992), 357

2 Juan Calvino “La Necesidad de Reformar la Iglesia” (Dallas: Protestant Heritage Press, 1995), 17-18

3 Frame, 362

4 Douglas J. Moo, “La Epístola a los Romanos” (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 1996), 753

5 John Allen Delivuk, “La Autoridad Bíblica y la Prueba del Principio Regulador de la Adoración en la Confesión de Westminster”  Westminster Theological Journal 58, 2 (Otoño de 1996), 242

6 T. David Gordon. “Algunas Respuestas Respecto al Principio Regulador” Westminster Theological Journal 55, 2 (Otoño del 1993), 323

7 Delivuk, 242

8 Gordon, 323





Comentario Personal del Traductor.- de la misma manera como aquellos quienes afirman que todos los días son los “días del Señor” con la finalidad de no observar el primer día de la semana como lo establecen las Escrituras; así también John Frame ha llegado a diluir la adoración congregacional del día del Señor (domingo) para que, así como el día del Señor es tratado como cualquier otro día, la adoración especial para el Señor en ese día sea tratada de la misma manera, con una adoración que incluya música, estilos e instrumentos no ordenados por la Palabra de Dios. Pienso que el objetivo no es agradar a Dios, sino a las personas que buscan iglesias donde sus deseos, que aún se encuentran arraigados en lo terrenal, puedan ser satisfechos.