Una manera de resumir la doctrina de la soberanía de Dios es esta: “Es Dios quien actúa, no el hombre”. ¿Cómo se salvará el perdido? Dios debe actuar. ¿Cómo los cristianos pecadores triunfarán sobre el “viejo hombre”? Dios debe actuar. ¿Cómo la iglesia crecerá en santidad e influencia? De nuevo, Dios debe actuar. Él es el Soberano. Él es el Gran Autor en cada aspecto de nuestra vida espiritual.
Esta reflexión se encuentra en el corazón del énfasis reformado sobre los medios comunes de gracia. Si nada bueno pasa sin que Dios actúe, es correcto que preguntemos lo siguiente: “Entonces, ¿Cómo Él va a actuar?” De la misma manera en que los que tienen sed van diariamente al pozo, así aquellos quienes entienden nuestra absoluta dependencia en la gracia divina van regularmente a aquellos lugares donde Dios ha prometido el darse a conocer.
Esta es la razón por la que el cristianismo reformado siempre ha puesto un gran énfasis en la predicación de la Palabra de Dios. Dios manifiesta Su presencia en los sacramentos y en la oración, pero Él se hace conocer a Sí mismo de manera especial en la Palabra predicada. Es por eso que Pablo escribió con tanta energía acerca de la necesidad de la predicación en Romanos 10:14-15.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
Pablo vio a la predicación del evangelio como una parte indispensable del plan de Dios para la redención de los pecadores. Esto no tiene nada que hacer con el poder de los predicadores y tiene todo que ver con la voluntad soberana de Dios. Él hace que Su gracia sea conocida en la manera de Su elección, y la manera que Él ha escogido es la predicación.
En consecuencia los cristianos reformados han reafirmado consistentemente la importancia de la Palabra predicada. Como nuestra propia Confesión afirma, siguiendo a la de Westminster:
La gracia de la fe, por la cual los escogidos reciben capacidad para creer para la salvación de sus almas, es la obra del Espíritu de Cristo en sus corazones, y ordinariamente se realiza por el ministerio de la Palabra; por la cual, y por la administración del bautismo y la Cena del Señor, la oración y otros medios designados por Dios, esa fe aumenta y se fortalece. (Segunda Confesión Bautista de Londres de 1689, xiv,1)
Esta convicción es una consecuencia necesaria de cualquier firme adherencia al principio de soberanía. Si Dios es verdaderamente soberano sobre toda la obra de gracia en el alma, entonces Él debe controlar los medios por los cuales esa obra progresa, y además, estos medios serán aquellos indicados en Su Palabra.
En contraste con el consenso reformado en los medios de gracia, el carismatismo siempre, e inevitablemente, ha incurrido en el empequeñecimiento del ministerio de la Palabra. Lo que ha sido observado en las iglesias carismáticas durante décadas continuas para ser honestos, no importa lo que se diga de la importancia de la predicación, el momento real de comunión con Dios viene cuando hay una declaración profética – no importa lo banal que sea. Dondequiera que la iglesia adopta la doctrina carismática las emociones y los sentimientos deben aumentar y los pensamientos disminuir.
Esto no es un accidente de la historia, un acercamiento no-serio a las Escrituras es una condición previa para el carismatismo. Considere que sucedería si el carismático fuera a tomar la Biblia de manera seria:
En primer lugar, el carismático descubriría la naturaleza de los milagros bíblicos, y él tendría que reconocer que nada como aquellos ha sucedido en ningún lugar en la iglesia en más de mil novecientos años. Mientras él no mire a la Biblia muy de cerca, él puede pretender que los balbuceos modernos son “lenguas”; o que los paliativos sicológicos son “sanidades”. Cualquier estudiante serio de los milagros del Nuevo Testamento pone fin a tal disparate.
En segundo lugar, el carismático descubriría el poder del Espíritu Santo y se daría cuenta que ninguna iglesia es capaz de detenerlo. Los nuevos creyentes en el libro de los Hechos no estuvieron buscando por poder de lo Alto; ninguno sino Simón el Mago hizo eso. En lugar de ello, fueron llevados por la fuerza imparable del Espíritu. El carismatismo moderno depende de la idea de que la mayoría de iglesias de alguna manera impiden al Espíritu Santo ejercer Su poder, pero eso no puede ser verdad del Todopoderoso Espíritu hallado en la Escritura.
En tercer lugar, el carismático encontraría que la Biblia expresamente habla del fin de los dones carismáticos, y en aquel punto él tendría una plantilla por la cual entiende los últimos mil novecientos años. Él se daría cuenta del por qué es que los milagros de la era apostólica no ocurren más, y él entendería que no tiene nada que ver con las iglesias orgullosas que de alguna manera consiguen lo mejor del Espíritu Santo.
La doctrina carismática no puede sobrevivir a la predicación expositiva sana, esa es la razón por la que inserta un nuevo medio de gracia. En lugar de la predicación – por la cual la mente, el corazón y la voluntad son comprometidos por la Palabra de Dios – el carismático enfatiza el “poder” – una más perfecta experiencia emocional divorciada del contenido real de la Palabra. Esta es la razón por la que los carismáticos simplemente no son reformados. No importa cuánto un carismático pueda hablar de la soberanía de Dios, él nunca puede afirmar la correspondiente y necesaria doctrina de los medios de gracia, y por lo tanto su comprensión de la soberanía puede solamente ser truncada y pasajera.
Lo que nos lleva a Tope Koleoso y su ya infame sermón en Desiring God 2013. Titulado
“Gracia soberana, dones espirituales y el pastor. ¿Cómo debe un pastor reformado ser carismático?” El mensaje del pastor Koleoso es el mejor ejemplo estándar del texto modelo carismático. Es difícil reconocer algo de la gracia soberana fuera del título, y fue distintivamente anti-reformado en el final.
Algunos de los lapsos en la lógica del pastor Koleoso fueron obvios. El igualó el poder del Espíritu Santo con los carismas, como si el Espíritu no demostrara Su poder de otra manera. El asumió que aquellos quienes rechazan los carismas solamente pueden hacerlo por miedo, por pragmatismo o por orgullo; como si nunca oyó hablar de los extensos argumentos exegéticos para la cesación de los dones. El hizo absolutas las palabras de Cristo: “la cosas que Yo hago” en Juan 12:14, pero de una manera arbitraria – debemos predicar, enseñar, sanar y liberar; gracias a Dios no estamos llamados a redimir, propiciar, crear, etc.
Lo que encontré más instructivo, sin embargo, son las tendencias más sutiles de su mensaje. Conforme su sermón progresaba, el pastor Koleoso parecía cada vez más hostil hacia el ministerio de la Palabra, y al mismo tiempo dirigió a sus oyentes hacia una visión de la adoración centrada en las emociones. En sus ojos, los predicadores sin los carismas son arrogantes y egoístas, anhelantes de la dignidad de la predicación y sin deseos de rendirse al mover del Espíritu. El enfocó su predicación, en general, como una exhibición inútil de orgullo de hombres quienes no están deseosos de compartir sus plataformas con Dios. Mientras tanto, es importante – ¡incluso crítico! – que los hombres levanten sus manos en la adoración, y hagan una gran exhibición de su “apertura” al Espíritu.
Si este sermón es evaluado desde una perspectiva realmente reformada uno debe concluir que el pastor Koleoso ha reemplazado la predicación como el medio primario de gracia con algo mal-definido- una experiencia un poco existencial de fuego espiritual, el cual sólo podría ser rociado por un hombre que proclama las palabras de la Biblia. Y de hecho, él tiene la razón: las palabras de la Biblia revelan tal rango de emocionalismo para ser un sub-cristiano, un remanente del paganismo.
Muchos están tristes esta semana, que tal mensaje provenga de la conferencia Desiring God, pero el cristiano reformado y confesional no debe estar sorprendido. Dos lecciones se desprenden de este desastre:
En primer lugar, no importa cuántos “nuevos calvinistas” traten de demostrar lo contrario, el carismatismo es incompatible con la doctrina reformada. La conferencia Desiring God ha procurado mantener la puerta abierta a los carismáticos sin deshacerse de la soberanía divina, pero esto no funciona. Mantén tal puerta abierta y tarde o temprano el desprecio carismático de los medios de gracia atacará de cabo a cabo, y sin la doctrina de los medios de gracia, la gracia soberana se vuelve incomprensible.
En segundo lugar, la conferencia Desiring God sufre del no-confesionalismo de todo el movimiento “Nuevo Calvinista”. Donde no está establecida una norma doctrinal más allá de una-página de recitación de ortodoxia, no puede haber consistencia de una generación a la próxima. Los líderes de hoy pueden desposar un carismatismo suave unido con literatura reformada y personalidad, pero los líderes de hoy pueden retirarse de la escena, y cuando ellos lo hagan ¿Quién puede decir lo que vendrá? Esto es precisamente el por qué las iglesias reformadas siempre han sido confesionales. Cuando los pastores están obligados por juramento confesional para defender tales declaraciones como “La Santa Escritura es la única suficiente, segura e infalible regla de todo conocimiento salvador, fe y obediencia... (Segunda Confesión Bautista de Londres de 1689, i.1) cada generación tiene una sólida defensa contra las modas que invadan en sus días.
Que el “Carismatismo Reformado” debería eventualmente ir por este camino, arrastrando al resto del “Nuevo Calvinismo” con él – era previsible. Tal doctrina no tiene una confesión sólida. Le presta poca atención a los medios de gracia. No es en realidad reformado en ningún sentido significativo.
Este artículo fue escrito por Tom Chantry, pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Cristo; y publicado en la página de “La Hermandad de Bautistas Reformados” (Reformed Baptist Fellowship).
El sermón titulado
“Gracia soberana, dones espirituales y el pastor. ¿Cómo debe un pastor reformado ser carismático?” del pastor Tope Koleoso lo puede ver en el siguiente link:
http://www.desiringgod.org/resource-library/conference-messages/sovereign-grace-spiritual-gifts-and-the-pastor-how-should-a-reformed-pastor-be-charismatic